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domingo, 8 de marzo de 2015

''La caza de hackers'', Bruce Sterling. Novela

 

Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.

 

 

 

La caza de hackers

Bruce Sterling

 

 

 

 

 

Parte I

Reventando el sistema

 

 

 

El 15 de enero de 1990, el sistema de centralitas de larga distancia de AT&T se vino abajo. Fue un extraño y grave suceso de proporciones gigantescas. Sesenta mil personas se quedaron sin teléfono. Durante las nueve largas horas de desesperados trabajos que llevó restablecer el servicio, unas setenta millones de llamadas no pudieron realizarse.

 

Los fallos de servicio, conocidos como "cortes" en el mundo de las telecomunicaciones, son un riesgo conocido y aceptado en el negocio telefónico. Los huracanes hacen que miles de cables de teléfono se partan. Los terremotos arrancan cables de fibra óptica enterrados. Las centralitas se incendian y no quedan más que cenizas. Estas cosas ocurren. Hay planes de emergencia para resolverlas, y décadas de experiencia tras ello. Pero la Caída del 15 de enero no tenía precedentes. Fue increíblemente enorme, y ocurrió sin razón física aparente.

 

El fallo de sistema comenzó un lunes por la tarde en una central de Manhattan. Pero, a diferencia de cualquier simple daño físico, se extendió y extendió. Centrales de toda América se colapsaron una tras otra en una reacción en cadena, hasta que la mitad de la red de AT&T se estropeó, mientras que la otra mitad tenía dificultades para hacerse con la sobrecarga.

 

Después de nueve horas, los ingenieros de software de AT&T comprendieron más o menos qué había producido el fallo. Reproducir el problema exactamente, estudiando minuciosamente el software línea a línea, les llevó un par de semanas. Pero como era difícil de entender técnicamente, toda la verdad del asunto y sus implicaciones no fueron amplia y detalladamente explicadas. La causa principal del fallo se mantuvo en la oscuridad, rodeada de rumores y temor.

 

El fallo fue una gran vergüenza para la compañía. El "culpable" era un error en el propio software de AT&T, algo que no era de la clase de culpas que el gigante de las telecomunicaciones quería reconocer, especialmente al tener que enfrentarse a una competencia cada vez mayor. Al menos, "se dijo la verdad" en los desconcertantes términos técnicos que era necesario emplear para explicarlo.

 

De alguna manera, la explicación no convenció a las agencias de seguridad estadounidenses, e incluso tampoco al personal de seguridad de las empresas de telefonía. Estas personas no eran expertos técnicos o grandes programadores, y habían elaborado sus propias sospechas acerca de la causa del desastre.

 

La policía y los departamentos de seguridad de telecomunicaciones tenían importantes fuentes de información que eran denegadas a simples ingenieros de software. Tenían informadores en el underground informático y años de experiencia en tratar con cierto gamberrismo de alta tecnología que parecía hacerse cada vez más sofisticado. Durante años habían estado esperando un ataque directo y salvaje contra el sistema telefónico estadounidense. Y con la caída del sistema del 15 de enero —el primero de una nueva década de alta tecnología— sus predicciones, miedos y sospechas parecían haber entrado en el mundo real. Un mundo en el que el sistema telefónico no había fallado por sí solo, sino que había sido atacado por "hackers".

 

El fallo creó una nube oscura de sospechas que determinaría las suposiciones y acciones de cierta gente durante meses. El hecho de que tuviera lugar en el área de software era sospechoso. El hecho de que ocurriera el día de Martin Luther King, aún hoy la fiesta estadounidense con más carga política, hizo todo todavía más sospechoso.

 

 

 

 

 

Para descargar el libro completo:

 

http://blog.piratasdeextremadura.org/wp-content/uploads/2013/08/51390083-Bruce-Sterling-La-Caza-de-Hackers.pdf

 


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La libertad no hace felices a los humanos..., simplemente los hace humanos.

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