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sábado, 26 de noviembre de 2016

Poemas de Netzahualcoyotl


Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.

 

 

Poemas de Nezahualcoyotl

 

 

 

Nitlayokoya (en náhuatl)

 

Nitlayokoya, niknotlamatiya

san, nitepiltsin Nesaualkoyotl

xochitika ye iuan kuikatika

nikimilnamiki tepiluan,

ain oyake,

yejua Tesosomoktsin,

o yejuan Kuajkuajtsin.

 

Ok nelin nemoan,

kenonamikan.

¡Maya nikintoka in intepiluan,

maya nikimonitkili toxochiu!

Ma ik itech nonasi,

yektli yan kuikatl in Tesosomoktsin.

O aik ompoliuis in moteyo,

¡nopiltsin, Tesosomoktsin!

Anka sa ye in mokuik a ika

niualchoka,

in san niualiknotlamatiko,

nontiya.

 

San niualayokoya, niknotlamati.

Ayokik, ayok,

kenmanian,

titechyaitakiu in tlaltipak,

ika nontiya.

 

 

Estoy triste (en español)

 

Estoy triste, me aflijo.

Yo, el señor Nezahualcoyotl,

con flores y con cantos,

recuerdo a los principes

a los que se fueron.

A Tezozomoctzin,

a Cuacuahtzin.

 

En verdad viven,

allá en donde de algún modo se existe.

¡Ojalá pudiera yo seguir a los príncipes,

llevarles nuestras flores!

¡Si pudiera yo hacer míos

los hermosos cantos de Tezozomoctzin!

Jamás perecerá tu renombre.

¡Oh mi señor, tu Tezozomoctzin!

Así, echando de menos tus cantos

me he venido a afligir.

Solo he venido a quedar triste

yo a mí mismo me desgarro.

 

He venido a estar triste, me aflijo.

Ya no están aquí, ya no,

en la region donde de algún modo se existe.

Nos dejaron sin provisión en la Tierra,

por esto, a mí mismo me desgarro.

Nezahualcóyotl

(1402-1472)

 

 

Fuente:

 

http://mexica.ohui.net/textos/16/

 

 

 

 

(náhuatl)                                                  (español)

 

 

Nehhuatl nictlazohtla                       Amo el canto de zenzontle

in centzontototl                               pájaro de cuatrocientas voces,

icuicauh nehhuatl nictlazohtla           amo el color del jade

chalchihuitl itlapaliz                         y el enervante perfume de las flores,

ihuan in ahuiyacmeh xochimeh           pero más amo a mihermano,

zan oc cencah,                                  el hombre.

noicniuhtzin in tlacatl,

nehhuatl nictlazohtla.

 

 

 

Nezahualcóyotl

(1402-1472, siglo XV)

 

 

Fuente:

 

http://eon.mx/compartir/mi-hermano-el-hombre/

 

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lunes, 21 de noviembre de 2016

Red Flor de Lis / Actividades de la Red de la Flor de Lis



 

Eventos de la Red de la Flor de Lis

 


Conferencia: La Nueva Medicina Germánica

Actividad Gratuita. Se venderá el libro "El Cáncer es Bueno" de Miguel Dammert para los interesados.

¿El cáncer es bueno y las enfermedades no existen? ¿Cómo se puede decir eso? Todos los días nos topamos con mucha gente "enferma", gente a la que la tragedia del cáncer le toca la puerta, causando mucho dolor y muertes. Entonces, ¿no te parece un poco descabellado tu título y hasta irrespetuoso?

No, y no quiero que nos malinterpretes, porque lo que nos motiva al escribir este libro es más bien el dolor y el sentimiento de impotencia que causa el diagnóstico de cáncer y de otras enfermedades onco equivalentes en las personas que lo reciben y en sus familias.

Al concluir la conferencia esperamos que puedas entender las 5 Leyes Biológicas descubiertas por el Dr. Hamer, y a través de este conocimiento puedas entender el proceso en el que se encuentra la unidad cuerpo-cerebro-psique en ti, en un familiar o un amigo, que probablemente sea diagnosticado como cáncer, para así tomar el control de la situación con conocimiento y sin miedo.

De eso se trata, de poner a tu disposición de la manera más didáctica posible estos maravillosos descubrimientos de Hamer, que algún día serán estudiados en la escuela, así como la física, la matemática y la historia.

Fecha: Domingo 27 de noviembre
Hora: 16:00 horas
Lugar: Instituto Expro. Av. Javier Prado Este 330, San Isidro (Esquina con Parodi)
Actividad Gratuita


El Retorno al Árbol de la Vida
Introducción a la Kabbalah


Segunda Edición del Taller

"Kabbalah es la perenne enseñanza de los atributos de la divinidad, de la naturaleza, del universo y del destino del hombre" Julio C.Stelardo

La Kabbalah es una sabiduría antigua que revela cómo el universo y la vida funcionan. En un nivel literal, la palabra Kabbalah significa "recibir". Y es el estudio de cómo recibir la plenitud en nuestras vidas.

Kabbalah no es una religión ni una doctrina sino una sabiduría espiritual, que existen leyes en el Universo que son reglas espirituales y que debemos seguirlas para nuestro crecimiento.

Como todas las tradiciones espirituales, la Kabbalah puede aprenderse hasta cierto punto, pero en realidad debe "experimentarse". En este camino están los misterios prontos para ser develados; corresponde al estudiante el darse cuenta, que el camino es individual.

Contenido del Curso

• El cortocircuito del Jardín del Edén
• El Árbol del Conocimiento
• El Retorno al Árbol de la Vida
• Las 22 letras hebreas
• Las 10 sefirot
• La esfera oculta del conocimiento
• Los pilares del templo
• La shekinah y la física cuántica
• Los 72 nombres de Dios
• El Adam Kadmon
• Los kabbalistas judíos, cristianos cátaros y musulmanes sufíes
• Cómo meditar cabalísticamente
• Oraciones Kabbalistas
• La Kabbalah como forma de vida

Fecha: Sábado 26 de noviembre de 1:30pm a 19:00 horas
Lugar: Av. 2 de mayo, San Isidro (dirección exacta a los inscritos)

Facilita: Karina Sandoval, licenciada en comunicaciones, canal espiritual

Incluye: Material encuadernado y CD con música cabalista

Valor: S/ 120.00 soles

Para reservar cupo, realizar el depósito en cualquiera de las siguientes cuentas y enviar la constancia a redflordelis@gmail.com. Máximo 15 personas

Banco de Crédito
ahorros soles 193-13907976-0-58
Titular de la cuenta: SANDOVAL CACERES ANA KARINA
Código cuenta interbancario 00219311390797605818

Banco Continental:
Ahorros Soles
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sábado, 19 de noviembre de 2016

''La casa de Bernarda Alba'', Federico García Lorca. Teatro

Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.

 

 

 

La casa de Bernarda Alba

Federico García Lorca

 

 

 

 

Personajes

 

Bernarda, 60 años.

María Josefa, madre de Bernarda, 80 años.

Angustias, (hija), 39 años.

La Poncia, 60 años.

Magdalena, (hija), 30 años.

Amelia, (hija), 27 años.

Martirio, (hija), 24 años.

Adela, (hija), 20 años.

Criada, 50 años.

Mendiga, con niña.

Mujeres de luto.

Mujer 1.

Mujer 2.

Mujer 3.

Mujer 4.

Muchacha

 

El poeta advierte que estos tres actos tienen la intención de un documental fotográfico.

 

 

Acto primero

 

Habitación blanquísima del interior de la casa de Bernarda. Muros gruesos. Puertas en arco con cortinas de yute rematadas con madroños y volantes. Sillas de anea. Cuadros con paisajes inverosímiles de ninfas o reyes de  leyenda. Es verano. Un gran silencio umbroso se extiende por la escena. Al levantarse el telón está la escena sola. Se oyen doblar las campanas.

 

(Sale la Criada)

Criada: Ya tengo el doble de esas campanas metido entre las sienes.

 

La Poncia: (Sale comiendo chorizo y pan) Llevan ya más de dos horas de gori-gori. Han venido curas de todos los pueblos. La iglesia está hermosa. En el primer responso se desmayó la Magdalena.

 

 

Criada: Es la que se queda más sola.

 

La Poncia: Era la única que quería al padre. ¡Ay! ¡Gracias a Dios que estamos solas un poquito! Yo he venido a comer.

 

Criada: ¡Si te viera Bernarda...!

 

La Poncia: ¡Quisiera que ahora, que no come ella, que todas nos muriéramos de hambre! ¡Mandona! ¡Dominanta! ¡Pero se fastidia! Le he abierto la orza de chorizos.

 

Criada: (Con tristeza, ansiosa) ¿Por qué no me das para mí niña, Poncia?

 

La Poncia: Entra y llévate también un puñado de garbanzos. ¡Hoy no se dará cuenta!

 

Voz (Dentro): ¡Bernarda!

 

La Poncia: La vieja. ¿Está bien cerrada?

 

Criada: Con dos vueltas de llave.

 

La Poncia: Pero debes poner también la tranca. Tiene unos dedos como cinco ganzúas.

 

Voz: ¡Bernarda!

 

La Poncia: (A voces) ¡Ya viene! (A la Criada) Limpia bien todo. Si Bernarda no ve relucientes las cosas me arrancará los pocos pelos que me quedan.

 

Criada: ¡Qué mujer!

 

La Poncia: Tirana de todos los que la rodean. Es capaz de sentarse encima de tu corazón y ver cómo te mueres durante un año sin que se le cierre esa sonrisa fría que lleva en su maldita cara. ¡Limpia, limpia ese vidriado!

 

 

 

Para descargar todo el libro:

 

http://www.vicentellop.com/TEXTOS/lorca/La%20casa%20de%20Bernarda%20Alba.pdf

 

 

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domingo, 6 de noviembre de 2016

''Las aventuras del barón Munchhausen'', relatos

 

Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.

 

 

 

Las aventuras del barón Munchhausen

 

 

 

 

Capítulo uno

 

Viaje a Rusia y a San Petersburgo

 

 

 

 

Emprendí mi viaje a Rusia a mediados del invierno, suponiendo con toda razón que la nieve helada volvería más transitables los caminos del norte de Alemania, Polonia, Curlandia y Livonia que, según las descripciones de los viajeros, son aun menos practicables que los que conducen al Templo de la Virtud, sin que esta temporaria mejoría de la pavimentación produzca gasto alguno a los gobiernos de dichos Estados.

 

Viajaba a caballo, sin duda el mejor y más cómodo medio de transporte, siempre y cuando caballo y jinete sean buenos. Así se evita uno el tener que detenerse en cada posta para que un conductor apague su sed.

 

Iba ligeramente vestido, lo cual me fue resultando más y más incómodo a medida que avanzaba hacia el Nordeste, y la temperatura descendía.

 

Imaginaos, entonces, cuál sería el sufrimiento de un pobre anciano que encontré en una llanura de Polonia azotada por el viento, echado al borde del camino, casi muerto de frío y sin tener con qué cubrir sus heladas vergüenzas. Tanto me afligieron las penurias de aquel pobre viejo que, aunque mi corazón se helara en mi pecho, le puse encima mi capa. Apenas lo había hecho cuando, desde los cielos retumbó una voz que me bendecía por mi gesto de piedad:

 

—¡Que el diablo me lleve, hijo mío, si por esta obra no recibes tu recompensa!

 

Acto seguido, proseguí rápidamente mi marcha hasta que me sorprendió la oscuridad de la noche. Por ninguna parte se veía señal alguna de un pueblo donde poder refugiarme. El país entero estaba cubierto de nieve y yo no conocía los caminos.

 

Al fin, rendido por la fatiga, desmonté y sujeté las riendas de mi caballo a una especie de tocón que sobresalía de la nieve. Por precaución me coloqué las pistolas bajo el brazo y me eché a dormir en el suelo. Tan agotado estaba que, cuando desperté, el Sol ya brillaba bien alto. Entonces, y para mi sorpresa, descubrí que me encontraba acostado en medio de un pueblo, en el cementerio de la iglesia. De mi caballo no había huellas, pero de pronto lo oí relinchar por encima de mi cabeza. Alcé la vista y vi con asombro que el pobre animal colgaba atado de la cruz del campanario.

 

De inmediato comprendí lo que había sucedido. Por la noche, había llegado al pueblo totalmente cubierto de nieve. Con el paso de las horas, al calor del Sol, la nieve se había ido fundiendo lentamente, haciéndome descender hasta el suelo. En la oscuridad, había creído atar mi caballo a un tocón, cuando en realidad lo estaba sujetando a la cruz del campanario, única parte de la iglesia que sobresalía de la nieve. Sin perder tiempo, apunté una de mis pistolas y disparé contra las bridas, recuperando así mi montura.

 

Luego de ese incidente, todo transcurrió con tranquilidad hasta que llegué a Rusia, donde no es costumbre andar a caballo en invierno. Fiel a mi principio de adaptarme siempre a las costumbres del país que visito, adquirí un trineo tirado por un solo caballo y con él me dirigí a San Petersburgo.

 

No recuerdo con precisión si fue en Estonia o en Ingria, pero sí recuerdo que fue en lo más profundo de un espantoso bosque donde me encontré con un enorme lobo que se lanzó en mi persecución, acuciado por el hambre. Pronto me dio alcance y como resultaba evidente que no lograría escapar, decidí arrojarme al fondo del trineo y dejar que el caballo resolviera el asunto de nuestra salvación como mejor le pareciese. Entonces sucedió lo que yo, sin atreverme a esperarlo, había previsto.

 

El lobo, sin ocuparse en absoluto de una presa tan magra como mi persona, saltó por encima del trineo y se arrojó sobre el caballo, del cual devoró en un momento, todo el cuarto trasero. El pobre animal, aguijoneado por el dolor y el miedo, corría cada vez más rápido. Levantando la cabeza furtivamente, pude ver cómo el lobo iba ocupando poco a poco el lugar del caballo. Aproveché la situación y dejé caer la punta de mi látigo sobre el lomo del animal, que, presa del terror por el inesperado ataque, se lanzó a toda carrera haciendo que el cadáver del caballo cayera del arnés, atrapando en su lugar al lobo. Y así, azuzando sin descanso con mi látigo al lobo, llegué a San Petersburgo, causando el lógico asombro de quienes me veían pasar.

 

No quiero que os aburráis con charlas sobre el arte, las ciencias y otras tantas cosas notables de la capital rusa, ni mucho menos con las intrigas y aventuras de la alta sociedad, donde las damas son tan hospitalarias. Prefiero referirme a temas más dignos, por ejemplo a los caballos y los perros, animales por los que he sentido siempre gran estima, y luego me referiré a los zorros, los lobos y los osos, animales que abundan en Rusia más que en ningún otro país. Y por último, describiré los pasatiempos, pruebas de destreza y fuerza, proezas y cacerías, que son las cosas que realmente definen a un verdadero caballero, y no así el dominio del griego o el latín, ni todos los refinamientos de los peluqueros franceses.

 

Como pasó un tiempo antes de que pudiera enrolarme en el ejército, estuve unos dos meses sin otra actividad ni preocupación que gastar mi dinero y mis días, de la manera más noble posible. El clima riguroso y la marcada propensión de los nativos han hecho que en Rusia la botella tenga un rol social desconocido en nuestra sobria Alemania. De modo que pude encontrar en Rusia a personas que merecen ser llamadas verdaderos virtuosos del arte de beber. Pero todos estos virtuosos no eran más que simples aprendices, comparados con un veterano general de barba canosa y tez cobriza que solía comer con nosotros. Había perdido la parte superior de su cráneo, combatiendo contra los turcos, de manera que cada vez que se presentaba un desconocido, se veía obligado a pedir disculpas por no quitarse el sombrero. Acompañaba cada comida con algunas botellas de aguardiente y solía terminarlas con una botella de arrak. El general tenía la costumbre de levantarse de vez en cuando el sombrero, y yo lo había visto sin comprender la táctica. Después me di cuenta que tenía una placa de plata que fungía como cráneo y por la cual escapaban los humos espiritosos del licor que ingería. Con mi pipa, demostré que tales humos existían y el general en lugar de enfadarse por tal descubrimiento me pedía que repitiera tal demostración.

 

 

 

Fuente:

 

http://espanol.free-ebooks.net/ebook/El-Baron-de-Munchhausen/pdf/view

 

 

 

Para descargar el libro completo:

 

http://www.biblioteca.org.ar/libros/88757.pdf

 

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