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domingo, 19 de abril de 2015

''El fenómeno humano'', Teilhard de Chardin. Teoría

 

Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.

 

 

 

 

El fenómeno humano

Teilhard de Chardin

 

 

I. La previda

 

 

 

Capítulo 1

La trama del universo

 

 

Desplazar un objeto hacia atrás en el Pasado equivale a reducirlo a sus elementos más simples. Recorridas tan lejos como sea posible en la dirección de sus orígenes, las últimas fibras del compuesto humano van a confundirse ante nuestros ojos con la trama misma del Universo.

 

La trama del Universo: este residuo último de los análisis cada día más profundos de la Ciencia... Yo no he desarrollado mediante ella, para saberlo describir de una manera digna, este contacto directo y familiar que establece la gran diferencia que existe entre el hombre que ha leído y el que ha experimentado. Y sé también el peligro que presenta el uso, como materiales de una construcción que uno quisiera duradera, de aquellas hipótesis que, dentro de la opinión misma de quienes las lanzan, no pueden durar más que una mañana.

 

En su mayoría, las representaciones actualmente admitidas del átomo son, en manos del sabio, un simple medio gráfico y transitorio de realizar la agrupación y de comprobar la no contradicción de los "efectos" cada día más numerosos puestos de manifiesto par la Materia, efectos muchos de ellos que no tienen aún, por otra parte, ninguna prolongación visible en el Hombre.

 

Naturalista más que físico, evitaré naturalmente el extenderme y apoyarme indebidamente sobre estas arquitecturas tan complicadas y tan frágiles.

 

Como contrapeso, bajo la variedad de las teorías que cabalgan unas sobre otras, nace un cierto número de caracteres que reaparecen obligatoriamente en cualquiera de las explicaciones propuestas para el Universo. De esta "imposición" definitiva, en la medida en que expresa las condiciones inherentes a toda transformación natural, incluso viva, es de la que debe partir necesariamente y de la que puede hablar decorosamente el naturalista comprometido en un estudio general del Fenómeno humano.

 

 

1. La materia elemental

 

La trama de las cosas tangibles, observada desde este ángulo particular y tomada inicialmente en su estado elemental (entiendo por ello en un momento, en un punto y en un volumen cualquiera), se revela ante nosotros, con una insistencia creciente, como radicalmente particular —esencialmente aglutinada no obstante— y, en fin, prodigiosamente activa.

 

Pluralidad, unidad, energía. He aquí las tres caras de la Materia.

 

 

A) Pluralidad, en primer lugar.

 

La atonicidad profunda del Universo aflora bajo una forma visible en el terreno de la experiencia vulgar. Se refleja en las gotas de la lluvia y en la arena de los desiertos. Se prolonga en la multitud de los seres vivientes y de los astros. E incluso se lee en la ceniza de los muertos. El Hombre no tuvo necesidad del microscopio ni del análisis electrónico para darse cuenta de que vivía rodeado y soportado por el polvo. Pero para contar y describir los granos de este polvo hacía falta nada menos que la paciente sagacidad de la Ciencia moderna. Los átomos de Epicuro eran inertes e indivisibles. Y los mundos ínfimos de Pascal podían tener todavía sus fisuras. Hoy hemos superado con mucho, en certeza y en precisión, este estadio de la adivinación instintiva o genial.

 

Ilimitado en degradación. Semejante a esos minúsculos caparazones de diatomeas cuyo dibujo se resuelve casi indefinidamente, mediante aumentos cada vez mayores, en un dibujo nuevo, cada unidad más pequeña de materia tiende a reducirse, mediante el análisis de nuestros físicos, en algo todavía más finamente granulado que ella misma. Y a cada nueva etapa así descendida hacia el empequeñecimiento dentro del número cada día mayor, la figuración total del Mundo se renueva y se difumina.

 

Ultrapasado un cierto grado de profundidad y de dilución, las propiedades más familiares de nuestros objetos (luz, color, calor, impenetrabilidad...) pierden su sentido.

 

De hecho, nuestra experiencia sensible se condensa y flota sobre un enjambre de indefinibles. Vertiginoso en número y en pequeñez, el sustrato del Universo tangible se va disgregando sin límites hacia abajo.

 

 

 

Para descargar el libro completo:

 

http://www.bibliotecaespiritual.com/pdf_obras/El%20Fenomeno%20Humano+.pdf

 

 


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La libertad no hace felices a los humanos..., simplemente los hace humanos.

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