Pages

lunes, 14 de julio de 2014

La montaña preferida de Paull Cezanne

Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.

 

 

 

 

La montaña de Santa Victoria, el paisaje favorito de Cézanne

 

 

 

 

Hay en la Provenza, al sureste de Francia, un pequeño macizo calcáreo que recibe el nombre de Montaña de Santa Victoria. No posee mucha altura, pues su cima más elevada alcanza sólo los 1011 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo se trata de uno de los paisajes naturales más conocidos en la Historia del Arte. Y ello se debe a la atención que le prestó un artista tan destacado como Paul Cézanne (1839-1906), quien había nacido en Aix-en-Provence, una ciudad francesa próxima al macizo montañoso. Y aunque el pintor acabó por trasladarse durante grandes temporadas a París, centro artístico mundial del momento, regresaría con frecuencia a su región natal y tendría siempre presente el recuerdo de ese paisaje que le acompañó desde su primera infancia.

 

La de Santa Victoria sería para Cézanne una especie de montaña mágica, un verdadero imán que atrajo poderosamente su atención. Hacia 1878 el artista decidiría instalarse, ya de manera casi definitiva, en la Provenza y, andando el tiempo, acabaría por poseer una casa en las proximidades de la montaña, a la que desde entonces pintó casi de manera compulsiva, sobre todo en el periodo comprendido entre 1880 y 1906, año de su muerte. Nada menos que 44 óleos y 43 acuarelas testimonian su interés por este lugar, en uno de los ejemplos más claros de compenetración entre un pintor y un determinado paisaje natural.

 

Pero no se trata solamente de que Cézanne pintara muchas veces esta montaña, sino de que estos cuadros reflejan a la perfección cómo fue evolucionando su estilo pictórico. Partiendo de una dependencia formal de los postulados del impresionismo, vemos aparecer de manera progresiva la tendencia a la geometrización de los volúmenes, junto a un empleo del color como creador de formas sin estar supeditado a éstas. Podemos observar aquí, en definitiva, el más claro precedente del cubismo, elaborado a base de un estilo pictórico basado en la pincelada vigorosa que demuestra el amor del pintor a ese paisaje de la infancia.

 

Es conocida la influencia que estas pinturas tuvieron en la posterior obra de Pablo Picasso. Quizás no sea simple casualidad que el pintor malagueño acabase por adquirir el castillo de Vauvenargues, situado en las proximidades de la cara norte de la montaña. Se cuenta la anécdota de que una vez comprada la propiedad, Picasso comentó a su marchante que había adquirido la montaña de Santa Victoria. El interlocutor creía que Picasso hacía referencia a uno de los famosos cuadros de Cézanne, por lo que le preguntó que cuál de ellos era. La respuesta de Picasso fue tajante: "No, la original". Sin embargo, nunca se planteó pintarla. Por respeto a Cézanne, tal vez.

 

 

Fuente:

 

http://aprendersociales.blogspot.mx/2009/07/la-montana-de-santa-victoria.html


--
La libertad no hace felices a los humanos..., simplemente los hace humanos.

--
Has recibido este mensaje porque estás suscrito al grupo "Francia" de Grupos de Google.
Para anular la suscripción a este grupo y dejar de recibir sus mensajes, envía un correo electrónico a francia+unsubscribe@googlegroups.com.
Para publicar en este grupo, envía un correo electrónico a francia@googlegroups.com.
Visita este grupo en http://groups.google.com/group/francia.
Para acceder a más opciones, visita https://groups.google.com/d/optout.

0 comentarios:

Publicar un comentario