Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.
El proyecto de la ética kantiana a partir de la diferencia entre amor patológico y amor practico
Por Christian Olivier Lozano Villanueva
En análisis ético de la acción moral tiene en Kant un amplio desarrollo. Preocupado por el ¿qué debo hacer? Se propone hacer un análisis de qué es lo que le está permitido hacer al hombre. Su elaboración reflexiva en torno a las costumbres se diferencia con las morales que anteriormente habían sido desarrolladas. Ante esto uno se puede preguntar ¿cuál es el cambio? O ¿cómo es que se origina este cambio? Kant había sido influenciado por el racionalismo que había sido desarrollado por Descartes y Locke. De igual manera la filosofía del racionalista Wolf influyó mucho en el desarrollo de sus obras elaboradas antes del despertar de su “sueño dogmático”. Las obras que desarrolló antes de ese hecho suelen ser encasilladas dentro de lo que algunos han denominado su periodo pre-critico, las que desarrolló después entran en su periodo crítico.
Ahora bien, a mi parecer considero de vital importancia mencionar dos hechos que nos pueden ayudar a comprender el cómo y el por qué su proyecto ético es diferente. El primer hecho fue el despertar de su sueño dogmático, ya mencionado anteriormente. En su prefacio a sus Prolegómenos a toda metafísica del porvenir, Kant nos dice: "Confieso con franqueza que, la indicación de David Hume, fue sencillamente la que, muchos años antes, interrumpió mi adormecimiento mi adormecimiento dogmático y dio a mis investigaciones en el campo de la filosofía especulativa una dirección completamente distinta. (Kant, Prolegómenos a toda Metafísica del porvenir, 1999). El otro hecho que impactó en el pensamiento de Kant, fue la lectura de la obra de Isaac Newton, sus Philosophiae naturalis principia mathematica. Dicho tratado proponía una teoría universal, la física gravitacional newtoniana aplicaba para todos los cuerpos celestes conocidos hasta entonces. Era universal, absoluta, pura.
Ambos hechos proporcionaron dos cosas:
* La lectura de Hume: permitió la elaboración de los juicios sintéticos a priori.
* Con la ciencia físico-matemática de Newton, pudo demostrar que era posible elaborar una teoría de índole universal. De ahí que su sistema ético aspire a una universalidad incorruptible.
Para Kant los conocimientos empíricos no pueden ser la fuente de los principios morales que rigen la conducta del hombre, sino los conocimientos que adquiere a través de la razón. De ahí se hace una distinción entre el conocimiento racional que es pura y el que es práctico. Cuando la filosofía es pura, es decir no empírica, deriva sus principios de conocimientos a priori se divide en formal y material. La lógica entra en el campo de lo formal. Lo material puede dividirse según su objeto de estudio, cuando se trata de leyes de la naturaleza es la Física, y cuando se trata de las leyes de la libertad es la Ética. Cuando ambas son a priori se pueden llamar Metafísica de la Naturaleza y Metafísica de las Costumbres. La Metafísica de las Costumbres cuando es empírica puede llamarse antropología práctica y cuando es racional, moral.
En su obra Fundamentación metafísica de las costumbres, Kant nos dice que sólo la buena voluntad es lo único que puede considerarse como bueno sin restricción. El comentario anterior nos permite darnos cuenta que su análisis ético se va centrar en desarrollar cómo es posible que esa buena voluntad se desenvuelva en la vida de todos los seres racionales. Ante esto uno cabría preguntarse ¿Por qué sólo la buena voluntad es buena? Porque es su adecuación para adaptarse para alcanzar algún fin es lo que le da valor, no es buena por las consecuencias que la acción genere, sino que es buena en sí misma. La buena voluntad es mucho más valiosa que la suma de todas las inclinaciones, es decir, de nuestra felicidad. La buena voluntad se puede comparar con un diamante en bruto, ya que éste posee valor por sí mismo y la utilidad o el provecho que uno pueda obtener de ello no le resta su estimación.
Para Kant la felicidad no puede considerarse como el fin propio de la naturaleza del hombre, porque si así fuera con el instinto sería suficiente. Entonces nos podemos preguntar, si la felicidad no es el fin al que aspira el hombre, ¿Cuál es entonces? Producir una buena voluntad que sea buena en sí misma, que no sea valorada como un medio para alcanzar un punto determinado. La buena voluntad se debe apartar de los obstáculos subjetivos que se presentan en la vida de cada hombre. Lo que busca Kant con esto es hacer a un lado de la moral toda valoración empírica. El ser humano, al igual que su moral, es susceptible a corromperse. Este filosofó considera que el concepto del deber está contenido dentro de la buena voluntad, por tal razón distingue entre tres tipos de accionar del hombre:
* Contrarias al deber: Kant no nos dice exactamente qué es una acción contraria al deber, sólo nos plantea que si bien pueden ser útiles no hace falta mencionarlas.
* Las acciones realizadas conforme al deber: son las que se hallan en conformidad con la ley, pero también con la moralidad. El ejemplo que se plantea es el del mercader que no le cobra demás a un comprador inexperto.
* Por deber: es aquella que excluye las inclinaciones y con ella todo objeto de la voluntad. Con esto lo único que queda capaz de determinar la voluntad es, objetivamente, la ley y, subjetivamente, el respeto puro a esa ley práctica y por tanto, la máxima de obedecer siempre a esa ley, aun con perjuicio de todas nuestras inclinaciones. (Kant, Fundamentación Metafísica de las costumbres).
La máxima es el principio subjetivo del querer, es decir, es una descripción de la manera de comportarse de cada individuo en determinadas ocasiones, vale para todos los casos, y es particular. La ley práctica es el principio objetivo, que sirve de principio práctico para todos los seres racionales. Ahora bien ¿De qué manera estas distinciones entre las diferentes formas de obrar en relación al deber se relacionan con el amor? Kant hace una distinción entre lo que él llama amor práctico y amor patológico. El proyecto ético kantiano guarda mucha relación con esta distinción.
Según el Kant, el amor patológico es aquel amor como inclinación, y es una tendencia de la sensación, es aquel que sus principios parten a partir de la compasión. El amor práctico es aquel que se opone a las inclinaciones e inclusive hasta una aversión natural e invencible. Es aquel que tiene su asiento en la voluntad y se funda en principios prácticos y sobre todo es el único que puede ser mandado.
Hemos mencionado anteriormente que Kant buscaba, no sólo en su ética, sino también en su teoría de conocimiento, hacer a un lado todo lo empírico ya que estaba sujeto a la corrupción. En la razón pura señala una distinción a partir de su uso teórico y práctico. En su uso teórico la razón se encarga de conocer los fenómenos de la naturaleza. En su uso práctico la razón se encarga de conocer la conducta del hombre. La primera formula juicios y la segunda mandatos o imperativos. Con lo anterior podemos entrar a una de las formulaciones morales de Kant, el imperativo categórico.
El Imperativo categórico es la formulación de un mandato. Es de índole universal y ordena de una manera absoluta e incondicionada, es decir, aplica para todos los hombres y no hace excepción alguna. Una de las formulaciones de este imperativo se puede esbozar de la siguiente manera: Obra de tal manera que tu máxima pueda llegar a ser universal. Esta aspiración de universalidad es lo que Kant buscaba al realizar su sistema ético, encontrar una formulación que le permitiese al hombre seguir los mandatos a priori de la razón y que no se viera afectado por las inclinaciones subjetivas. Este tipo de imperativo no hace referencia a ningún otro fin. No es un medio, ni es instrumental. No condiciona al sujeto con ningún propósito ulterior. Este imperativo según Kant es el único que se expresa en la ley práctica, a diferencia de otros imperativos, es válido para todos los casos.
Cabe precisar que además del imperativo categórico, Kant desarrolló otras formulaciones a las que llamo imperativos hipotéticos, y se puede resumir así: si quiero "a" debo hacer "b". También nos dice que se llamaran principio problemáticos prácticos si la acción que se busca realizar es posible y problemáticos asertóricos si la acción que busca realizar es real. Estos imperativos como podemos ver son condicionados. Este tipo de mandatos son instrumentales, utilizo el plural, porque varía según cada individuo. Kant considera que lo que se realiza como medio para conseguir algo es contingente y en todo momento podemos quedar libres de realizar o concretar dicho ecuación.
El deber, nos menciona Kant, ha de ser una necesidad práctica que esté incondicionada a la acción. Su validez deberá ser para todos los seres racionales, como ya anteriormente se ha mencionado. Por esa razón deberá ser una ley. En cambio la que se deriva de inclinaciones y sentimientos puede llegar a ser considerada como una máxima. El amor patológico y el amor práctico guardan entonces una estrecha relación con lo práctico y lo empírico, no son lo mismo, ya que lo que nos viene de los sentidos perjudica la pureza de las costumbres mismas.
Para Kant es de suma importancia, porque considera que la voluntad absolutamente pura es aquella que está libre de todas las inclinaciones y motivos contingentes que son proporcionados por la experiencia. Estas dos diferencias entre lo que es adquirido mediante los sentidos y lo que se nos proporciona por la razón, esta presenta en el concepto de libertad que utiliza Kant como propiedad de la voluntad. Kant nos dice: "Ahora bien; yo sostengo que a todo ser racional que tiene una voluntad debemos atribuirle necesariamente la idea de la libertad, bajo la cual obra". (Kant, Fundamentación Metafísica de las costumbres).
Según el Kant, una razón que con su propia conciencia reciba con relación a sus juicios una influencia que proceda de alguna otra parte, si esto sucediera la emisión de un Juicio se le atribuiría a un impulso y no su capacidad de razonar. La razón debe ser la directriz de sus principios morales. A pesar de los influjos que están presentes, estos se deben de hacer a un lado. De esta manera la razón se puede considerar autora de sus propios principios. Como razón práctica debe considerarse como libre. Cuando la voluntad busca algún punto que no sea el de obrar de acuerdo a sus máximas y en relación con una aspiración de universalidad, se puede decir, que se da la heteronomía, precisando, se vuelve heterónoma por que los criterios de moralidad no provienen del sujeto, si no que provienen de afuera, en este sentido se pueden englobar a todas aquellas éticas que establecen costumbres a través de la religión y de la sociedad. Aquí es donde entran las inclinaciones que Kant quería hacer a un lado en su sistema ético.
Kant utiliza la palabra "pureza" y ésta puede ser interpretada, a mi parecer, de dos maneras: la primera es la que nos hace referencia a la ausencia de impurezas espirituales, y que está relacionada con contextos religiosos, la segunda es la que se mencionó con anterioridad, la pureza que está relacionada con la Filosofía que no ha sido contaminada por lo empírico, creo que el autor hace referencia a ésta última.
Precisando los dos puntos anteriores se puede decir que la autonomía se da cuando las máximas que rigen la vida moral están pensadas de manera que puedan ser universales, esta calidad de autónoma de la voluntad es lo que fundamente el imperativo categórico, ya que este se debe valorar por la acción que se realiza por deber. Se deberá juzgar de esa manera. La heteronomía se da cuando estas máximas están influenciadas por las inclinaciones externas al sujeto.
Para precisar un poco mas y contextualizar el papel que juegan estos dos conceptos (autonomía- libertad) en el edificio ético que construye Kant me remito a un texto suyo titulado, ¿Qué es la ilustración? En dicho ensayo el autor nos dice brevemente que la Ilustración es la salida del hombre de su culpable minoría de edad, y que esta minoría de edad era la que limita al hombre para servirse de su propia razón, sin la guía de otros. El hombre es el culpable de esta minoría de edad porque su causa no reside en la capacidad intelectual que posee sino en su falta de decisión y valor para servirse de su propia razón sin la tutela de otro. ¡Sapere Aude! Decía el filósofo de Königsberg, ten el valor de servirte de tu propia razón.
Dicho párrafo, breve pero conciso nos permite darnos cuenta cómo esa relación entre autonomía y libertad juegan un papel importante no solo en la filosofía crítica de Kant, sino también en la filosofía que se había estado desarrollando en el llamado Siglo de las Luces. El papel que juega las dicotomías en Kant es de suma importancia, porque deja claro, a su modo por supuesto, que es lo que quiere.
Su sistema ético aspiraba a desarrollarse analizando, primeramente, los principios fundamentales de la moral. Por tal razón cuando estos principios son adquiridos mediante la experiencia, es decir, cuando le son proporcionados al sujeto por factores externos de índole social y religiosa es necesario hacerlos a un lado. Este tipo de costumbres hacen que el hombre se vuela heterónomo y que en consecuencia su voluntad quede susceptible a la influencia de factores externos.
Del otro lado buscaba proporcionar la enseñanza de una moral que ya estaba implícita en el hombre y solo había que guiarla. Esta moral deriva de conocimientos a priori, porque hace a un lado aquellos que se nos dan a través de la experiencia. La felicidad no es el fin de la vida del hombre, si no obrar de manera que haga referencia a una buena voluntad, que obre por deber, esto es actuar de manera desinteresada, dándole más valor a la acción y no a lo que ésta produce. Este deber deberá ser la necesidad de una acción por respeto a la ley. El imperativo categórico es la formulación del mandato que le exige al hombre que actué de tal manera que sus acciones particulares puedan aspirar a convertirse en una ley universal que sea aplicable para todos los seres racionales. Sus mandatos morales deben de ser validos e incondicionados. El sujeto juega un papel importante ya que será él, quien a través de su razón pueda hacer caso a estos mandatos que son de índole formal, es decir, no establecen una acción concreta a la cual debamos igualar en el actuar, lo que hace es decirnos la forma en la que se debe actuar. Por tal razón el imperativo categórico es la formulación del mandato. El hombre deberá tratar a sus semejantes y a la humanidad como fines en sí mismos, dado que el deber nos dice que no se debe aspirar a tratar a las personas como medios.
Fuente:
http://www.academia.edu/3892416/Amor_patologico_y_practico_en_Kant
La libertad no hace felices a los humanos..., simplemente los hace humanos.
Has recibido este mensaje porque estás suscrito al grupo "Francia" de Grupos de Google.
Para anular tu suscripción a este grupo y dejar de recibir sus mensajes, envía un mensaje a francia+unsubscribe@googlegroups.com.
Para publicar en este grupo, envía un mensaje a francia@googlegroups.com.
Visita este grupo en http://groups.google.com/group/francia .
Para acceder a más opciones, visita https://groups.google.com/d/optout.
0 comentarios:
Publicar un comentario