Pages

sábado, 15 de octubre de 2016

''Canaima'', Rómulo Gallegos. Novela

 

Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.

 

 

 

Canaima (novela)

Rómulo Gallegos

 

 

I

Pórtico

 

 

Barra del Orinoco. El serviola de estribor lanza el escandallo y comienza a vocear el sondaje:

 

—¡Nueve pies! ¡Fondo duro! Bocas del Orinoco!

 

Puertas, apenas entornadas todavía, de una región donde imperan tiempos de violencia y de aventura... Una ceja de manglares flotantes, negros, es el turbio amanecer. Las aguas del río ensucian el mar y saturan de olores terrestres el aire yodado.

 

—¡Ocho pies! ¡Fondo blando!

 

Bandadas de aves marinas que vienen del Sur, rosarios del alba en el silencio lejano. Las aguas del mar aguantan el empuje del río y una cresta de olas fangosas corre a lo largo de la barra.

 

—¡Ocho pies! ¡Fondo duro!

 

Destellos de aurora. Arreboles bermejos... ¡Y eran verdes los negros manglares!

 

—¡Nueve pies! ¡Fondo blando!

 

De la tierra todavía soñolienta, hacia el mar despierto con el ojo fúlgido al ras del horizonte, continúan saliendo las bandadas de pájaros. Los que madrugaron ya revolotean sobre aguas centelleantes: los alcatraces grises, que nunca se sacian; las pardas cotúas, que siempre se atragantan; las blancas gaviotas voraces del áspero grito; las negras tijeretas de ojo certero en la flecha del pico.

 

—¡Nueve pies! ¡Fondo duro!

 

A los macareos han llegado millares de garzas: rojas corocoras, chusmitas azules y las blancas, de toda blancura; pero todas albean los esteros. Ya parece que no hubiera sitio para más y aún continúan llegando en largas bandadas de armonioso vuelo.

 

—¡Diez pies, fondo duro!

 

Acaban de pronto los bruscos maretazos de las aguas encontradas, los manglares se abren en bocas tranquilas, cesa el canto del sondaje y comienza el maravilloso espectáculo de los caños del Delta.

 

Término fecundo de una larga jornada que aún no se sabe precisamente dónde empezó, el río niño de los alegres regatos al pie de la Parima, el río joven de los alardosos escarceos de los pequeños raudales, el río macho de los iracundos bramidos de Maipures y Atures, ya viejo y majestuoso sobre el vértice del Delta, reparte sus caudales y despide sus hijos hacia la gran aventura del mar: y son los brazos robustos reventando chubascos, los caños audaces que se marchan decididos, los adolescentes todavía soñadores que avanzan despacio y los caños niños, que se quedan dormidos entre los verdes manglares.

 

Verdes y al sol de la mañana y flotantes sobre aguas espesas de limos, cual la primera vegetación de la tierra al surgir del océano de las aguas totales; verdes y nuevos y tiernos, como lo más verde de la porción más tierna del retoño más nuevo, aquellos islotes de manglares y borales componían, sin embargo, un paisaje inquietante, sobre el cual reinara todavía el primaveral espanto de la primera mañana del mundo.

 

A trechos apenas divisábase alguna solitaria garza inmóvil, como en espera de que acabase de surgir aquel mundo retardado; pero a trechos, caños dormidos de un laberinto silencioso, la soledad de las plantas era absoluta en medio de las aguas cósmicas.

 

Mas el barco avanza y su marcha es tiempo, edad del paisaje. Ya los manglares son matorrales de ramas adultas, maraña bravía que ha perdido la verde piel niña y no mama del agua sino muerde las savias de la tierra cenagosa.

 

 

 

Para descargar el libro completo:

 

https://www.guao.org/sites/default/files/biblioteca/Canaima%20-%20R%C3%B3mulo%20Gallegos.pdf

 

 

--
Has recibido este mensaje porque estás suscrito al grupo "Francia" de Grupos de Google.
Para anular la suscripción a este grupo y dejar de recibir sus mensajes, envía un correo electrónico a francia+unsubscribe@googlegroups.com.
Para publicar en este grupo, envía un correo electrónico a francia@googlegroups.com.
Visita este grupo en https://groups.google.com/group/francia.
Para acceder a más opciones, visita https://groups.google.com/d/optout.

0 comentarios:

Publicar un comentario