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domingo, 3 de mayo de 2015

''La tempestad'', Oskar Kokoschka. Pintura

 

Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.

 

 

 

 

Oskar Kokoschka, "La novia del viento".

Por Julián González Gómez

 

 

 

 

Dos amantes que reposan después de hacer el amor, dos almas unidas por una tempestad que se desata alrededor de sus cuerpos y aun así parecen ajenos a ella. ¿Es una pasión que acaba de desbordarse y se acabó súbitamente con el clímax? Ella está dormida, recostada sobre el hombro de su amante y es la encarnación de la entrega satisfecha. Él tiene la mirada ausente, como si sus pensamientos no estuvieran ahí; entrecruza sus dedos en un gesto de pausada angustia. Este cuadro se puede interpretar de muchas formas, pero en todas ellas está presente el elemento central, el tema por decirlo así y es la angustia. El viento, una verdadera tempestad, ha barrido con todo, hasta con su amor.

 

El tormentoso y apasionado romance entre Alma Mahler y Oskar Kokoschka está aquí representado con toda su grandeza y también con toda su crueldad. El sexo fue el elemento que los unió, no hubo ternura, tampoco abandono sublime o todas esas fruslerías de las que hacen gala los amores de las películas o las novelas rosas. Por supuesto, el amor entre un hombre y una mujer no solo se expresa a través del sexo, aunque muchos solo así lo entienden y otros no lo puedan entender y aunque la industria del entretenimiento nos lo pretenda hacer creer así y los cándidos le hagan caso. El amor tiene muchas facetas y muchas más que hay que descubrir entre los dos amantes, pero aquí parece ser que ya están mucho más lejos del tiempo de la búsqueda y la aventura. Ya conocen todo sobre sí mismos, sobre el otro y sobre ambos.

 

Su amor se acaba, o ya se acabó, no hay más… y eso sólo puede ser trágico y angustioso. Cuando Kokoschka pintó este cuadro ya sabía lo que estaba pasando y seguramente Alma también, pero ella, a diferencia de la congoja que él muestra, ha decidido abandonarse a la inconsciencia, como para no afrontar amargamente esta realidad. Ambos son jóvenes, ya que Kokoschka tenía unos veintiocho años cuando lo pintó, mientras que Alma, que era algo mayor, tenía treinta y cinco años. Ella había dejado atrás un desdichado matrimonio con el gran compositor Gustav Mahler, quien era veinte años mayor y había fallecido en 1911 y él estaba en plena fase de expansión de sus metas artísticas, destacando cada vez más en los círculos de la sofisticada Viena.

 

Kokoschka nació en 1886 en Pöchlarn, Austria, en una familia humilde que vivía precariamente. Su padre, de origen checo, se dedicaba a la orfebrería. Desde la adolescencia mostró inclinaciones al arte y la literatura, pero necesitaba ganarse la vida y aplicó para inscribirse en la Escuela de Artes y Oficios de Viena. En 1904, a los 19 años ingresó en esta prestigiosa institución, donde estuvo hasta 1909. Al salir, su primer trabajo fue como delineante en la oficina del prestigioso arquitecto Josef Hoffmann y empezó a relacionarse con el ambiente intelectual y artístico de la capital del Danubio, por aquel entonces uno de los más vibrantes de Europa. El mismo año que entró a trabajar con Hoffmann publicó su primer libro de poemas, que él mismo ilustró y se llamó Los Muchachos soñadores. También realiza una serie de carteles y postales para los Talleres Vieneses, pero sus obras fueron mal acogidas, tanto por el público como por la crítica. Kokoschka ingresó por un tiempo al círculo de los allegados al que por entonces era el principal artista de la ciudad: Gustav Klimt, de quien aprendió sobre todo acerca del manejo del color y la textura como medios expresivos.

 

En 1909 conoce a otro importante arquitecto vienés: Adolf Loos, quien se convierte en su mecenas, ya que el arte de Kokoschka le pareció que abría las puertas a una nueva sensibilidad. Sus retratos, pintados de forma nerviosa y vibrante, fueron del gusto de los círculos intelectuales de la ciudad, por lo que empezó a tener éxito. Por esta época se estaba formando el expresionismo, aunque Kokoschka debía más al Judgenstihl austriaco y a la influencia de Klimt, que a los pintores de Dresde o Munich, abiertamente expresionistas. A partir de 1912 empezó el tormentoso romance con Alma Mahler, el cual continuó intermitentemente durante varios años, hasta que ella decidió romperlo, lo cual lo afectó profundamente. En el ínterin pintó este cuadro.

 

Al estallar la Primera Guerra Mundial, Kokoschka se enlistó en el ejército y fue seriamente herido en el frente en 1915. Durante su larga recuperación mostró síntomas de desequilibrio mental a juicio de los doctores que lo atendían, pero se recuperó y al salir se reintegró a la vida artística vienesa, ya fuertemente mermada por la guerra. Posteriormente viajó por diversos países, donde su arte fue cada vez más apreciado y más comprometido con el expresionismo europeo. En cambio, sus obras de teatro fueron rechazadas por un público que veía en la crudeza expresionista el remanente de una guerra que se quería olvidar a toda costa.

 

Su arte, al igual que el de todas las vanguardias que por ese entonces se desenvolvían en Europa, fue considerado por los nazis como "degenerado", por lo que fue retirado de todas las galerías donde estaba expuesto. Durante la Segunda Guerra Mundial, Kokoschka y su esposa, con la que contrajo nupcias en los años 20, se trasladaron a vivir a Inglaterra, país del cual obtuvo la nacionalidad en 1946. Desde 1947 vivió en Suiza, país en el cual desarrolló la última fase de su carrera y murió en 1980.

 

La novia del viento pertenece a la época en que Kokoschka estaba destacando en el ámbito vienés, inmediatamente previo a la Primera Guerra Mundial. El expresionismo que muestra lo liga con la búsqueda que por ese entonces estaban haciendo artistas como Schiele y Beckmann, ambos, al igual que Kokoschka, retirados de los círculos centrales del expresionismo de esa época. Aquí no se ven las alegorías de los miembros del grupo El Jinete Azul, o los tormentos de impetuoso color de Nolde y Pechstein. Kokoschka se había formado en los círculos cercanos a Klimt y por eso su paleta era más mesurada y su expresividad más contenida, aunque aquí se permite ciertas licencias en lo que se refiere a esto último.

 

Este cuadro está pintado con colores suaves y tiernos, donde predomina el azul, el color de la tristeza. El cuerpo de Alma muestra pinceladas suaves, como si fuese el único gesto de ternura que el autor dirigió hacia ella porque todo lo demás que hay está hecho a base de gestos bruscos. La armonía cromática está regida por los contrastes luminosos entre los rosas y amarillos con el azul predominante, del que hay un sinfín de variaciones. Aunque la composición parece a primera vista caótica, luego de observarla por un rato notamos que su estructura, a base de diagonales, delimita cinco grandes zonas en el cuadro. La expresividad de las pinceladas es el elemento plástico más impactante, pues se dirigen simultáneamente en todas direcciones. Es esta una pintura sublime y triste, muestra de los logros del expresionismo, encarnado aquí por Oskar Kokoschka, uno de sus mejores exponentes.

 

 

 

Fuente:

 

http://educacion.ufm.edu/oskar-kokoschka-la-novia-del-viento-oleo-sobre-tela-1914/

 

 

 

 

La novia de esta estremecedora pintura es Alma Mahler, que fue la amante de Kokoschka durante mucho tiempo. Su relación se basaba prácticamente en el sexo, que les obsesionaba. Su pasión era tal que se dieron cuenta de que se amaban, por lo que ella huyó de él. Kokoschka se convirtió en un hombre triste, pintando su estudio de negro y realizando este gran lienzo en homenaje a su ferviente amante.

 

No hay mejor forma de representar los sentimientos que el expresionismo, el cual usaba trazos gruesos, líneas duras, poco color en general. El pintor exprimía sus sentimientos y los lanzaba al lienzo, para hacernos partícipes a los espectadores de lo que ocurre en su interior. La fuerza expresiva de esta Tempestad nos hace suponer que la pérdida de su amante fue muy dura, brusca.

 

La huida de Alma Mahler supuso la pérdida de la razón del artista y esto lo podemos ver en el lienzo, que no tiene color, ni alegría, simplemente son trazos angustiados porque se había enamorado de ella. Por eso, en el cuadro posan en un momento para él eterno, como es abrazados el uno al otro.

 

Aunque se ha tachado a veces el expresionismo como brutal, como un movimiento depravado (Hitler lo consideró así), en este lienzo podemos ver la capacidad emotiva del movimiento. Se puede ver en el lienzo el interior, lo subjetivo, de tal modo que ya no se dedican a pintar la realidad, sino a sentirla.

 

 

Fuente:

 

http://unapizcadecmha.blogspot.mx/2012/10/oskar-kokoschka-la-tempestad-o-la-novia.html

 

 

 

 

La novia del viento es conocida también como "la tempestad" y es una de las obras más conocidas de Oscar Kokoschka (1886-1963).

 

El cuadro es un homenaje a la fuerza del amor personalizado en la tormentosa relación de casi tres años que mantuvo el artista con su amante: Alma Mahler.

 

Alma, viuda del compositor Gustav Mahler, abandona a Kokoschka asustada por la intensa pasión de su romance con el pintor, que en momentos puntuales llega a rozar la locura y la obsesión.

 

Kokoschka representa a la pareja justo en el momento posterior a la relación sexual, cuando los amantes se encuentran relajados y abrazados en perfecta intimidad.

 

La luz del cuadro se centra en la figura de Alma, que destaca del resto de los elementos por los colores claros, la luminosidad y la delicadeza de las pinceladas cortas y suaves, especialmente en la parte superior del cuerpo.

 

Alma está dormida y transmite tranquilidad abrazada al pecho del pintor, representado con unas pinceladas más bruscas y agresivas, y su rostro serio y ensimismado.

 

Las figuras se representan como en una nube de telas flotando mecidas por el viento, conseguido con la sensación de movimiento que consigue el pintor utilizando trazos largos y firmes, así como con colores verdes, grises y azules que por contraste refuerzan al mismo tiempo la sensación de serenidad.

 

Kokoschka se sirve del expresionismo para representar sus sentimientos, utilizando trazos gruesos marcados por líneas duras y un colorido limitado a tonalidades oscuras y tristes.

 

Tras la huida de Alma, Kokoschka se convierte en un hombre triste. Pintó las paredes de su estudio de color negro y se convirtió en un alma atormentada por la pérdida repentina de su gran amor, que le haría vivir obsesionado con ella hasta el punto de que mandó hacerse una muñeca que era una réplica de Alma.

 

Éste, al igual que otros ejemplos de pintura expresionista, fue tachado de brutal, degenerado y depravado por los nazis.

 

Más allá de esas consideraciones del régimen fascista cabe señalar la importancia de este estilo pictórico por su capacidad evocadora de sentimientos, que no se limitan a representar objetos ni situaciones, sino los sentimientos tal como los sienten las personas, en éste caso Kokoschka, que es uno de los mayores exponentes de este estilo.

 

 

 

Fuente:

 

http://www.tuitearte.es/kokoschka-la-novia-del-viento/

 


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