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domingo, 8 de marzo de 2015

Comentario al libro ''El futuro de la democracia'', Álvaro Acevedo

 

Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.

 

 

Comentario al libro: El futuro de la democracia

de Norberto Bobbio

Alvaro Acevedo Tarazona

 

 

 

Norberto Bobbio es sin lugar a dudas un maestro en cuanto a teoría política se refiere. Los novedosos apuntes y aportes de este escritor italiano a cuestiones como los sistemas políticos, el Estado y el poder han sido valiosos para sopesar el sentido y el desarrollo de éstos en las sociedades modernas y contemporáneas.

 

Lo anterior, es quizá el prolegómeno a las cuestiones que trata en su obra El Futuro de la democracia, en la cual, como su título lo sugiere, propone un ágil y cuidadoso análisis acerca de las promesas aún no cumplidas y los obstáculos que ha tenido la democracia para surgir y consolidarse dentro de la sociedad mundial. Consciente además de sus limitaciones como forma de gobierno, el autor no duda en defender y considerar ésta como la más viable entre un escenario de otras formas posibles de carácter autocrático y rígido, porque, en principio, cree que la democracia y la democratización del mundo ha sido ante todo dinamismo y posibilidades de ampliar la cobertura de participación y derecho al voto.

 

Para Bobbio, las transformaciones por las que ha pasado el sistema democrático demuestran que hay un futuro para la democracia moderna, porque allí donde los derechos de libertad y participación de los ciudadanos han sido reconocidos constitucionalmente, la posibilidad de un retroceso a sistemas dictatoriales es conjurada por la existencia misma de la democracia, y aunque haya riesgos, amenazas y caídas, el espíritu de la democracia vive como realidad y anhelo de los seres humanos organizados socialmente.

 

En esencia, Bobbio concibe la democracia como un conjunto de reglas procesales para la toma de decisiones colectivas en el que está prevista y propiciada la más amplia participación posible de los interesados. Sin embargo, el autor es bastante agudo y crítico con ésta cuando habla de las seis falsas promesas y los tres obstáculos para su desarrollo y desenvolvimiento; un inevitable distanciamiento, por demás, entre los ideales y la "cruda realidad".

 

De las seis falsas promesas, comienza por considerar el nacimiento de la sociedad pluralista como un anhelo no cumplido ante la dificultad de encontrar una mediación directa entre el Estado y los individuos que lo conforman; cada vez más se reconoce que los individuos no son los grandes protagonistas de la vida política democrática y que su capacidad de participación política es casi nula frente a los grupos, las organizaciones, las asociaciones, los sindicatos y los partidos. En segundo lugar, el autor considera que la reivindicación de los intereses personales se sigue imponiendo sobre la representación política de los intereses en general. De manera atinente, seguidamente se permite señalar que la persistencia de las oligarquías, el espacio limitado y el poder invisible son otras de las dificultades de la democracia en su propósito de derrotar los intereses de pocos frente a la colectividad. Finalmente, en la sexta falsa promesa señala que la educación no es garantía suficiente para que los individuos tomen conciencia de su verdadero papel democrático; idea ésta que fue el sustento de la Ilustración en el siglo XVIII.

 

De las seis falsas promesas pasa a los tres obstáculos: La tecnocracia, el aumento del aparato burocrático y su escaso rendimiento. Unas páginas más adelante hará una descripción analítica acerca de la democracia representativa y la democracia directa, en las cuales retoma las cuestiones del liberalismo antiguo y moderno hasta el punto de hacer una crítica contundente y tomar una posición radical frente a los "socialismos reales".

 

¿Son compatibles el liberalismo y la democracia? El autor cree que sí, y ubica al lector en una interesante polémica relacionada con los tipos de liberalismo, socialismos, la democracia y la cuestión contractual dentro de la política, lo cual hace del libro un importante aporte a la discusión sobre los sistemas políticos.

 

Un texto agradable, escrito en un lenguaje fácil y en el cual el autor expresa sus reflexiones personales sobre la democracia y se siente claramente comprometido con la defensa de sus principios.

 

Finalmente, deja abierta una dramática reflexión acerca de si en estos tiempos estamos viviendo el gobierno de los hombres o el gobierno de las leyes. Bobbio prefiere el gobierno de las leyes y no el de los hombres. De igual forma, recalca que en la actualidad el gobierno de las leyes celebra su triunfo en la democracia, entendiendo ésta como el conjunto de reglas para solucionar los conflictos sin derramamiento de sangre. El autor confirma que la democracia es el gobierno de las leyes por excelencia, porque en el mismo momento en el que un régimen democrático pierde de vista este principio inspirador que le es propio, cambia rápidamente en su contrario, en una de las tantas formas de gobierno autocrático, del que están llenas las narraciones de los historiadores y las reflexiones de los escritores políticos.

 

 

 

Fuente:

 

http://www.redalyc.org/pdf/110/11020311.pdf

 


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La libertad no hace felices a los humanos..., simplemente los hace humanos.

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