Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.
Resumen del libro La cuádruple raíz del principio de razón suficiente, de Arthur Schopenhauer
En vida de Schopenhauer se hicieron dos ediciones de esta obra: la primera en 1813, y la segunda en 1847; las diferencias entre ambas están explicadas en el "Prólogo del Traductor" de la edición que estamos manejando, en las pp. 7 a 21. La primera de las ediciones es la publicación de la tesis doctoral, que fue notablemente ampliada en 1847, sobre todo a base de referencias polemizantes con sus coetáneos.
No es ésta la obra más importante de Schopenhauer, pues se trata de su primera investigación filosófica; sin embargo, cuando en 1847 decide publicar una segunda edición ampliada, Schopenhauer ha escrito ya sus obras más importantes.
Tras el Prólogo, el Capítulo primero es introductorio; el Capítulo Segundo revisa las opiniones que los filósofos han dado acerca del principio de razón suficiente. A partir del Capítulo Tercero expone Schopenhauer su doctrina al respecto, y la obra va perdiendo interés progresivamente.
El lector, se disculpa Schopenhauer, notara que está oyendo a un viejo leer en voz alta —comentándola— una obra que escribió en su juventud. La diferencia entre ambos está en que el joven, en su candidez, pensaba que todos los que se ocupan de la filosofía no buscan más que la verdad; por contraste, "la voz firme, pero algo bronca, del viejo, que finalmente ha tenido que descubrir en qué noble compañía de traficantes y aduladores serviles ha caído". Entre estos traficantes destaca Hegel, con toda una serie de absurdos que incapacitan para pensar y son presa del materialismo vulgar. A lo largo de todo el libro son muchas las referencias despectivas hacia los alemanes de su tiempo que siguieron de algún modo a Hegel. En virtud del rigor de la exposición, evitaré la mayor parte de esos comentarios casi siempre viscerales y poco razonados.
A partir del momento en que Schopenhauer deja de comentar las opiniones de sus predecesores y expone su doctrina, desde ese mismo instante puede decirse que está elaborando una teoría de las facultades cognoscitivas; una teoría de sesgo kantiano.
La importancia de tratar acerca del principio de razón suficiente estriba en que es el fundamento de todas las ciencias. Dar razón es elaborar un auténtico sistema de conocimientos: ya señalaron Platón y Aristóteles que el "porqué" es la madre de todas las ciencias —el paso de las causas a los efectos, de los principios a sus consecuencias—. Solamente si logramos explicar la diversidad de raíces que tiene este gran principio podremos compaginar la profundidad y la claridad en nuestra investigación; profundidad y claridad similares a las de un lago suizo.
Si bien el tratamiento de los autores es excesivamente breve y simplificador, y casi únicamente ad hominem, en el fondo se encierra algo aprovechable: que no pueden confundirse las dos nociones —causa y razón—.
Ocurre que Schopenhauer no puede sacar todo el partido a esa distinción porque pronto se manifiesta que la noción de causa que maneja es la misma que elaboró Kant: una causalidad que une representaciones, pero que no puede aplicarse a las cosas. La crítica kantiana le sirve a Schopenhauer para ahorrarse una discusión de bastantes temas: piensa que ya Kant destruyó los argumentos ontológico y cosmológico, y él puede dedicarse con toda tranquilidad a insultar a quienes todavía osan defenderlos.
A partir del Capítulo Tercero se nos presenta una ampliación de la noción de razón —Grund, fundamento—. Los filósofos anteriores han errado al confundir dos de esas razones —la del conocimiento y la del devenir—; si esa confusión ya es grave, ocurre además que —según Schopenhauer— han dejado sin explicar dos clases de objetos: se han olvidado de que hay dos fundamentos, dos razones, dos porqués más; uno de ellos es el par kantiano espacio-tiempo. Acorde al pensamiento de Kant, Schopenhauer denomina a este fundamento principio de la realidad; pero existe todavía otro fundamento más, que va a ser el que propiamente añade Schopenhauer: la voluntad. El tratamiento de la voluntad en esta obra es excesivamente breve, y no permite formarse un juicio acerca de qué consecuencias puede extraer Schopenhauer de su primacía sobre el entendimiento —una primacía subjetiva, según se apunta al decir que el sujeto sólo se conoce queriendo, cuando quiere, pero que no puede conocerse conociendo—.
Algunas confusiones importantes, que Schopenhauer menciona al hilo de las diversas manifestaciones del principio de razón, tienen su origen en la limitación que tiene la causalidad entendida en sentido kantiano; la eternidad de la materia propuesta por Schopenhauer es un ejemplo. Otro, la confusión entre sustancia y materia, reducidas ambas al ámbito de los objetos, de los fenómenos, de las representaciones. En el ámbito fenoménico debe encuadrarse también la descalificación de los conceptos metafísicos —ser, esencia etc.—. Por último, la afirmación de la imposibilidad de demostrar la existencia de Dios —sólo sería cognoscible por la fe descansa despreocupadamente en las críticas kantianas, que tantas molestias intelectuales han ahorrado a Schopenhauer en esta obra.
Fuente:
http://www.opuslibros.org/Index_libros/Recensiones_1/schopenh_vie.htm
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