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lunes, 22 de septiembre de 2014

''Ciudades desiertas'', José Agustín. Novela

Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.

 

 

 

Ciudades desiertas

José Agustín

 

 

 

 

Cien dólares de multa a quien tire basura en la carretera

 

 

 

Susana caminaba por Insurgentes cuando encontró a Gustavo Sainz, quien le preguntó si quería le gustaría participar en un programa de escritores en Estados Unidos. Susana dijo sí al instante. Sainz no tenía tiempo de darle pormenores pero le pidió anotara un número telefónico. Susana regresó corriendo a su departamento y se descorazonó al ver que su marido no estaba allí; Eligio había ido a una grabación de La Hora Nacional, lo cual implicaba caer en lo más bajo, y llegaría, a medianoche, con ganas de una cerveza antes que nada.

 

Lo esperó pacientemente y cuando se hizo de noche en ella había ocurrido un cambio. Sabía con exactitud que iría sola a Estados Unidos y que, para evitar escenitas, lo mejor era no decir nada a Eligio. Se hallaba llena de energía, segura de sí misma y con deseos de hacer cosas. Era imposible precisar en qué momento todo se había ido cubriendo de veladuras finísimas, casi imperceptibles, que la aislaban herméticamente de la realidad y que poco a poco fueron envolviéndola hasta momificarla. Susana sabía que en el fondo estaba exagerando, pero le gustaba mucho la idea de haber estado llena de vendajes. Puso música: la Arpeggione, que siempre la aligeraba.

 

Al día siguiente llamó al número que Sainz le había dado. Era de la oficina de asuntos culturales de la Embajada de Estados Unidos, e hizo una cita para esa misma mañana. Llamó a la Universidad y avisó que ese día no iría a dar clases, y a las pocas horas la secretaria del agregado cultural le había leído unas cuartillas en las que a grandes rasgos se indicaba en qué consistía el proyecto: asistir durante cuatro meses al Programa de Escritores que cada año invitaba a destacadas personas de pluma de más de veinte países a la pequeña ciudad de Arcadia. En la universidad de Arcadia se encontraba el más célebre taller de creación literaria de Estados Unidos. Susana tendría que participar en los eventos y actividades del Programa: asistiría a las sesiones en que cada participante hablaba a los demás de las condiciones de la literatura de su respectivo país y asistiría a un taller de traducción, para que parte de su obra quedara en inglés y pudiese difundirse en Estados Unidos. Tendría mucho tiempo para escribir, se le daría un boleto de ida y vuelta en avión, mil cuatrocientos dólares al mes por parte del Departamento de Estado y una última mensualidad a cargo del Programa. Por si fuera poco, dispondría de un cupón de exceso de equipaje para que pudiera regresar con una buena dotación de libros.

 

 

 

Para descargar el libro completo:

 

http://inabima.gob.do/descargas/bibliotecaFAIL/Autores%20Extranjeros/A/Agustin,%20Jose/Agustin,%20Jose%20-%20Ciudades%20Desiertas.pdf


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