Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.
El puritanismo
El puritanismo aparece en el contexto de la historia religiosa de Inglaterra después de la Reforma. En el «Acta de supremacía» (1534), Enrique VIII (1491-1547) separó la Iglesia de Inglaterra de Roma, no va por los motivos teológicos que aducían los luteranos, los calvinistas y los otros movimientos de la Reforma continental, sino más bien para obtener en su reino la supremacía sobre la Iglesia. Sin embargo, ya desde el principio, las ideas teológicas de la Reforma continental conquistaban en Inglaterra a un número cada vez mayor de personas en el clero y en el laicado. Se advertía, por otra parte, que el nuevo orden religioso, establecido por la hija de Enrique VIII, Isabel I (1533-1603), mantenía aún demasiadas cosas de la doctrina, de la estructura episcopal y de la liturgia de la Iglesia romana. Surgieron entonces individuos que querían "purificar» a la Iglesia de Inglaterra de todos los vestigios del papismo (de ahí el nombre de puritanos) y adoptar una reforma más radical, especialmente según el modelo de la Ginebra de Calvino, adonde habían huido cierto número de exponentes puritanos durante el breve restablecimiento del catolicismo bajo la reina María (1553-1558).
Los puritanos resistieron a los intentos de Isabel I en 1564 de imponer la uniformidad en la práctica litúrgica según el Libro de la oración común. Preferían un servicio cultual más simplificado, que se desembarazase del boato tradicional heredado de la tradición romana. Muy pronto algunos de sus exponentes, como Thomas Cartwright (1535-1603), defendieron la forma presbiteriana de la estructura eclesial de Calvino, basada en los consejos locales del clero y de los laicos más bien que en la estructura episcopal de la Iglesia establecida. Algunos puritanos partieron a América, recién descubierta, con la esperanza de crear en la Nueva Inglaterra aquel santo Commonwealth que pudiera servir de ejemplo para la «vieja» Inglaterra. El espíritu puritano era característico de los primeros colonos ingleses de América.
Los puritanos creían que la Iglesia era una comunidad voluntaria de individuos, unidos mutuamente por un pacto con Dios y entre ellos mismos. Esta visión de la Iglesia les llevó a dar importancia y prioridad a la comunidad local. Posteriormente se unieron a otros disidentes de la Iglesia anglicana y se les conoció como "congregacionalistas". Los puritanos subrayaban la necesidad de la conversión para redimirse del pecado y exigían una rigurosa vida moral, estimulada por la predicación que amenazaba a los cristianos rebeldes con los castigos de Dios. Heredaron de la teología calvinista un fuerte sentido de la predestinación y de la elección, llegando a considerar el éxito material como un signo del favor de Dios. Recientemente, aquellos descendientes de los puritanos conocidos como congregacionalistas han sido muy activos en el movimiento ecuménico y han buscado frecuentemente la fusión con otras Iglesias cristianas.
Fuente:
http://www.mercaba.org/VocTEO/P/puritanismo.htm
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