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lunes, 31 de marzo de 2014

Descartes y Dios

Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.

 

 

 

Descartes y Dios

 

Por Ricardo Puentes Melo

 

 

Las opiniones de Descartes fueron expuestas ampliamente por Isaac Newton. Tanto Newton como Descartes estaban fascinados por la alquimia y lo esotérico, el ocultismo. Es decir, la misma fuerza que creó la ciencia moderna también creó la religión, que tanta muerte ha traído al mundo en guerras donde cada bando dice tener el apoyo de Dios.

 

Estos dos opuestos aparentes, religión y ciencia, tienen muchas cosas en común, excepto una en particular. Ambas niegan la naturaleza verdadera de quiénes somos y el poder que tenemos dentro de nosotros mismos para controlar nuestro destino. ¿Por qué? Porque en cuanto nos damos cuenta de eso y tomamos el control y poder de nuestras vidas, nuestra LIBERTAD, el control de quienes nos dominan (en todos los campos) no existirá más.

 

René Descartes dice acerca de Dios: “Pienso, luego existo”. Partiendo desde aquí, vamos adelante con este análisis.

 

Descartes inicia la filosofía moderna buscando evidencias y certezas que le saquen de su estado escéptico de duda. Para conseguir este objetivo René Descarte buscó un método universal donde construir un ‘conocimiento objetivo’, una mathesis universal, que evite a la razón humana caer en el error o en la ilusión de verdad.

 

El método tiene cuatro reglas, que resume en la segunda parte de su obra El discurso del método. Estas reglas son:

 

1. La evidencia, como criterio de verdad: “No admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia que lo es,…no comprender en mis juicios más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu que no hubiese ninguna posibilidad de ponerlo en duda“.

 

2. El análisis: “Dividir cada una de las dificultades que examinase en cuantas partes fuera posible y en cuantas requiriese su mejor solución“.

 

3. La síntesis: “Conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por los objetos más simples e ir ascendiendo poco a poco, hasta los más complejos“

 

4. La comprobación de los análisis y síntesis ya realizados: “Hacer en todas los casos unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada“.

 

Esto se puede resumir así: "Las ideas que representan a otros hombres u objetos pueden ser producidas por mí, ya que su contenido mental es relativo y limitado; en cambio cuando encuentro dentro de mí, la idea de Dios, es decir la idea de un ser infinito, eterno, omnisciente, omnipotente y creador, es difícil suponer que esta idea la haya fabricado yo mismo. La idea de Dios es la única en la que hay algo que no puede proceder de mí mismo, puesto que no poseo todas las perfecciones representadas en la idea. Misticismo jesuítico, ni más ni menos".

 

Descartes concluye que el origen o causa de esta idea, no puede ser más que una sustancia infinita, y “la simple presencia en mí de la idea de Dios, demuestra la existencia de Dios”. En otras palabras, uno puede inferir que Descartes dice: “Pienso luego existo; existo, luego fui creado; fui creado, luego Dios existe”. Descartes no dice otra cosa diferente de la que Anselmo, un “santo” católico ya había dicho mucho antes. Descartes solamente le aporta lo que los entendidos llaman “innatismo de las ideas”, que es una frase complicada para decir simplemente que el ser humano viene a este mundo con un conjunto de ideas o principios innatos, una serie de ideas primitivas, ligadas al código genético (eso lo digo yo) a partir de las cuales construye el sistema del conocimiento.

 

Entre estas ideas innatas —dice Descartes— se encuentran la idea de pensamiento, la idea de existencia y la idea de Ser Infinito: Dice el señor Descartes: “La idea como realidad objetiva requiere una causa real proporcionada, la idea de un ser Infinito, requiere una causa Infinita, luego ha sido causada en mí por un Ser Infinito; luego el ser Infinito existe”.

 

Otra cosa que dice Descartes es que se puede llegar a reconocer la existencia de Dios por la misma finitud o limitación del "yo". Es decir, "resulta muy evidente que no me he creado a mí mismo, y que esto se ratifica porque estoy lleno de mis inseguridades y dudas. Si yo me hubiese creado a mi mismo —dice Descartes— me habría otorgado las perfecciones contenidas en la idea de Dios. Por tanto, dice el francés jesuita, es claro que no me he creado a mí mismo y que ha debido crearme un ser que tiene todas las perfecciones, cuya idea poseo como un Ser infinito".

 

 

Fuente:

 

 

http://www.periodismosinfronteras.org/rene-descartes-y-dios-las-contradicciones.html


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La libertad no hace felices a los humanos..., simplemente los hace humanos.

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