Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.
Nueve semanas y media
Elizabeth McNeil
Esta es una historia de amor tan poco frecuente, tan apasionada, tan extrema y, a la vez, tan real, que el lector no podrá sino seguir, fascinado, su ritual desarrollo. Dos personas, cultas, civilizadas e independientes, se encuentran un día por casualidad en una calle de Nueva York, un domingo de mayo, a principios de los años setenta, y dan comienzo a una relación que pronto pasará a ser una experiencia sado-masoquista de insólita intensidad.
Desde el inicio, establecen espontáneamente entre ellos estímulos sexuales que obedecen a un instintivo ritual de dominación y humillación, ritual que, por supuesto, es aceptado gozosamente, primero con sorpresa y luego con fruición auténtica, por la autora de esta estremecedora narración.
Naturalmente, a medida que avanza la relación, la pareja emprende juegos cada vez más elaborados y sofisticados que, al cabo de nueve semanas y media, la conducen a ella al absoluto descontrol de su cuerpo y de su mente.
Es una joven ejecutiva en una gran empresa de Nueva York. Nada más nos revela de sí misma, como si, de hecho, su vida, lo mejor de su vida, se ciñera al breve periodo que describe en este libro un extraordinario testimonio que nos introduce magistralmente en las contradicciones, los misterios y los placeres inconfesados de la sumisión libremente aceptada y llevada hasta sus últimas consecuencias.
Esta novela inspiró la película del mismo título dirigida por Adrian Lyne y protagonizada por Mickey Rourke y Kim Basinger.
A HB y HR: muchas gracias
La primera vez en que nos acostamos me sujetó las manos por encima de la cabeza. Me gustó. El me gustaba. Era hosco, en una forma que se me antojaba romántica; era gracioso, brillante, tenía una conversación interesante; y me daba placer.
La segunda vez, recogió mi foulard del suelo, donde yo lo había tirado al desnudarme, sonrió y dijo:
—¿Me dejas que te vende los ojos?
Nunca me habían vendado los ojos en la cama, y me gustó. El me gustó más aún que la primera noche y, después, mientras me lavaba los dientes, no podía dejar de sonreír: había encontrado a un amante extraordinariamente habilidoso.
La tercera vez, me puso repetidamente a punto de correrme. Cuando estaba por enésima vez dispuesta a estallar, volvió a detenerse; oí mi voz incorporal suplicarle que siguiera. Me contentó. Estaba empezando a enamorarme.
La cuarta vez, cuando estaba lo bastante excitada como para perder el mundo de vista, empleó el mismo foulard para maniatarme. Aquella mañana, me había mandado trece rosas a la oficina.
Para descargar el libro completo:
http://jk-blog.com.ar/descargas/McNeillElizabeth-NueveSemanasYMedia.pdf
La libertad no hace felices a los humanos..., simplemente los hace humanos.
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