Le preguntaron a una niña de nueve años
lo que le gustaría ser cuando creciese.
Ella respondió:
- ¡Me gustaría ser abuela!
Al ser interrogada sobre el porqué de esa idea,
ella completó:
- Porque los abuelos escuchan, comprenden.
Y, además de eso, la familia se reúne entera en casa de ellos.
Y la niñita continuó:
- Una abuela es una mujer viejita que no tiene hijos.
A ella le gustan los hijos de los otros.
Un abuelo lleva a los niños a pasear y
conversa com ellos sobre pesca y otros
asuntos parecidos. Los abuelos no hacen nada,
y por eso pueden estar más tiempo con nosotros.
Como ellos son viejitos, no consiguen rodar por el
suelo o correr. Pero no está mal. Nos llevan de shopping
y nos dejan mirar las vitrinas hasta cansarnos.
En su casa tienen siempre un bol con caramelos
y una lata llena de suspiros.
Ellos nos cuentan historias de nuestro padre o nuestra madre cuando eran pequeños,
historias de unos libros muy viejos
con lindas figuras.
Pasean con nosotros mostrándonos las flores,
enseñándonos sus nombres,
haciéndonos sentir su perfume.
Los abuelos nunca dicen "rápido, a la cama"
o "si no lo haces ya serás castigado".
Casi todos usan gafas y ya vi a algunos
sacarse los dientes y las encías.
Cuando hacemos una pregunta, los abuelos no dicen:
"Niño, ¿no ves que estoy ocupado?"
Ellos se detienen, piensan y responden
de una manera que entendemos.
Los abuelos saben un poco de las cosas.
Ellos no nos hablan como si
fuésemos bobos. Ni se refieren a nosotros
con expresiones tipo "¡qué gracioso!",
como hacen algunas visitas.
El regazo de los abuelos es tibio y cómodo,
muy bueno para sentarnos cuando estamos tristes.
Todo el mundo debería intentar tener un abuelo
o una abuela, porque son los únicos adultos
que tienen tiempo para nosotros.
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