Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.
Las cuatro raíces
Escucha primero las cuatro raíces de
todas las cosas: Zeus resplandeciente,
Hera dadora de vida, Edoneo y Nestis, que
con sus lágrimas empapa las fuentes de
los mortales.
Empédocles fue el primero en decir que los "elementos" materiales eran cuatro. Introdujo formalmente las cuatro "raíces". El nombre les otorga el carácter de elementos básicos y mutuamente irreductibles a partir de los que se constituyen todos los demás seres.
Aristóteles parece haber compartido con Empédocles la idea original de un cuarteto de elementos. Hay que suponer que su caracterización inicial de dioses pretendiera indicar lo que hay de pureza en las concepciones tradicionales de la divinidad y el reconocimiento de poderes y propiedades, indefinidos hasta ese momento, que les hiciera merecedores de temor.
No hay duda de que Nestis es el agua, pero, ya en la antigüedad, hubo falta de acuerdo sobre los otros tres. Parece que Teofrasto identificó a Zeus con el fuego, a Hera con el aire y a Edoneo con la tierra.
Un doble relato te voy a contar:
en un tiempo ellas, las raíces,
llegaron a ser sólo uno a partir de
una pluralidad y, en otro, pasaron de
nuevo a ser plurales a partir de ser
uno; dúplice es la génesis de los
seres mortales y doble su
destrucción. A la una la engendra y
la destruye su reunión y la otra crece y
se disipa a medida que nacen nuevos
seres por separación. Jamás cesan en
su constante intercambio,
confluyendo unas veces en la unidad
por efecto del Amor y separándose
otras por la acción del odio de la
Discordia. Así, en la medida en que lo
uno ha aprendido a desarrollarse a
partir de lo múltiple y la pluralidad
surge de nuevo de la división de lo
uno, de la misma manera nacen y no
tienen una vida estable. Y en la
medida en que jamás cesa su
continuo intercambio, así también
existen inmóviles siempre en su ciclo.
Se nos ofrece la doctrina principal de la filosofía de Empédocles. Su comienzo contiene resonancias intencionales de Parménides y le contradice retadoramente. Sin embargo culmina con una afirmación que parece querer preservar algo de la posición metafísica de Parménides.
El fragmento se divide entre secciones. Los versos nos hablan de un proceso dual constituido por la génesis de lo uno a partir de lo múltiple y, a su vez de lo múltiple a partir de lo uno. Los versos afirman que este proceso dual se repite sin cesar y lo atribuye a la actividad alternante del Amor y de la Discordia. Los versos resumen las dos ideas y las contrastan en una conclusión sorprendente y bastante heraclítea. Los versos infieren, del doble nacimiento de los seres, que éstos nacen y no tienen vida estable; sin embargo, afirman que están siempre inmóviles, en virtud de su incesante alternancia entre unidad y pluralidad.
Empédocles no razona su doctrina en parte alguna. En consecuencia, parece preferible la interpretación de que los pasajes ofrecen una hipótesis, cuyo objetivo consiste en reconciliar las nociones aparentemente contradictorias de que el nacimiento, la muerte y el cambio en general existen y que, no obstante, son inmutables y perdurables o eternos. La idea crucial de la reconciliación radica en que, mientras que el proceso dual, se repite incesantemente, los seres relacionados con el proceso tienen una especie de inmutabilidad.
La unidad se compondrá siempre a partir de la pluralidad y viceversa; y serán siempre la misma unidad y la misma pluralidad. (No hay duda de que ha escogido la unidad y la pluralidad como los polos conceptuales más simples entre los que puede tener lugar el cambio). Como, en Heráclito, hay un cambio local, pero también una estabilidad global.
Se ha denominado a veces su "ciclo cósmico" a la concepción empedoclea de la sempiterna recurrencia. Pero aquí es propuesta como una tesis metafísica totalmente general. Su aplicación más clara y más importante está, sin duda, en su teoría del nacimiento y la muerte del universo, pero la aplicó también al ciclo vital de los animales.
Fuente: http://ebookbrowse.com/gdoc.php?id=169063968&url=91b4dfa4f831d0c1d79edf89d9323e42
La libertad no hace felices a los humanos..., simplemente los hace humanos.
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