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viernes, 30 de marzo de 2012

EL 51 POR CIENTO

EL 51 POR CIENTO
Carlos Cordero

La ineludible Revolución económica mundial solo será verdadera si se
fundamente en el 51 por ciento. Esta es la cifra objetiva que hará
realidad una más justa redistribución de la riqueza entre el mayor
número posible y terminará con las desigualdades sociales que hoy son
tan brutales y originan violencia y criminalidad en todas partes.
El 51 por ciento se refiere al monto de las acciones de las grandes
empresas nacionales y transnacionales que tienen que estar en manos
del Estado y/o de los dueños originarios de la tierra (pueblos
nativos, pequeños propietarios desposeídos, ejidatarios, comuneros,
etc.). El otro 49 por ciento debe quedar en manos de los grandes
empresarios, dejando bajo su absoluta responsabilidad la total
administración de esos corporativos, de modo eficiente, solidario, sin
corrupción y severamente penados para impedirle tentaciones de
quiebras fraudulentas.
Con el 51 por ciento en su poder, el Estado tendrá utilidades anuales
(previo pago de todos los impuestos) que le permitirán aumentar su
presupuesto para pagar sus costos de operación (cuenta corriente);
realizar obra pública y fomentar la economía nacional; bajar los
impuestos a los pequeños negocios; apoyar a los pequeños productores;
mejorar el medio ambiente, etc.
De su parte los ejidatarios o pequeños propietarios originales (por
poner un ejemplo), con el 51 por ciento en sus manos, tendrán ingresos
anuales que les permitirán ser económicamente autosuficientes para no
estar esperando ayudas oficiales; contar con dinero en el bolsillo
para ayudar (comprando) a los menos favorecidos y generar un circulo
virtuoso de prosperidad general; enriquecer la economía popular y
nacional; mantener la paz social, etc.
Es por todo lo anterior que el objetivo económico central de la nueva
Revolución Ciudadana Mundial tiene que ser el 51 por ciento. Es para
imponer esto para lo que los pueblos deben movilizarse y luchar en
México, Estados Unidos, Europa y demás partes del mundo donde hoy
impera el brutal modelo oligárquico, neolibral y neofeudal.
En nuestro país, al triunfo de esta nueva Revolución, el Estado debe
tener en su poder el 51 por ciento de empresas como Televisa, TV
Azteca, la cadena de los Soles, las filiales de Walmart, Coca Cola,
Pepsi Cola, etc., que ahora están en manos de extranjeros; y empresas
del vicio como Modelo, que ahora usufructúan españoles perniciosos.
Los ejidatarios y/o cooperativistas o sus descendientes habrán de
tener el 51 por ciento de los consorcios hoteleros como Melia, Hilton,
etc., o mineras como las del español German Larrea, las corporaciones
canadienses u otros.
En Estados Unidos y Europa los pueblos deben tomar posesión de los
grandes corporativos para hacerse con el 51 por ciento que les
corresponde por derecho social.
La mayor satisfacción de los propietarios actuales o de sus herederos,
cuando ya tengan el 49 por ciento de esas grandes empresas, será
trabajar (¡ahora sí!) por el bien la sociedad y de los pueblos. Con
eso les habrá de bastar.
La Revolución tiene rumbo económico. ¡No se dejen extraviar por la
mercadotecnia y la propaganda de Wall Street, las empresas
transnacionales y las corporaciones bancarias!

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