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lunes, 17 de noviembre de 2014

Resumen del libro de Bécquer

Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.

 

 

 

 

Resumen de La cruz del diablo, de Gustavo Adolfo Bécquer

 

 

 

 

 

En las cuevas de Bellver había una cruz que un turista visitaba. Entonces el guía les cuenta la historia de aquella maldita cruz. Resulta que el señor del Segre iba matando a la gente que estaba en contra de él. Era famoso por su crueldad y sobre todo por su armadura. A tal personaje lo mataron y esta armadura cobró vida propia. La llevaron al juicio y le dijeron que se quitara la armadura. Al final le levantaron el casco y para sorpresa de los allí presentes, la armadura estaba completamente vacía. La llevaron al calabozo y el alcalde, que no se creía lo sucedido, entró en su celda y esta le atacó y se escapó. La volvieron a agarrar y la quemaron y fundieron en la hoguera, mientras se escuchaban gritos de dolor. De esta forma la armadura se convirtió en la citada cruz, situada en la colina del municipio de Bellver.

 

Bécquer, narrador de la historia, quien interviene en primera persona, pretende contar una historia verdadera, cuyo epígrafe dice: "Que lo creas o no me importa bien poco. Mi abuelo se lo narró a mi padre, mi padre me lo ha referido a mí, y yo te lo cuento ahora, siquiera no sea más que por pasar el rato".

El señor feudal de Urgellet o el señor del castillo del Segre, es un hombre malvado de la nobleza el cual entrega su alma al diablo a cambio de ganar la guerra contra el pueblo.

 

El hombre de la ermita dedicada a San Bartolomé, es una persona de buenas costumbres, que ayuda al pueblo a deshacerse de la presencia del espíritu del demonio.

 

El alcaide encontró la armadura destrozada en el calabozo, y es la persona que dice que sería mejor quemarla y hacer una cruz.

 

La leyenda no parece tener un origen determinado. La afición de Bécquer por los relatos folclóricos y su aprovechamiento para la narración literaria de orden fantástico se hace cada vez más patente.

 

La Cruz de San Bartolomé, propiamente no es un símbolo cristiano, toda vez que, la misma aparece mencionada en el Libro de San Cipriano, Tesoro del Hechicero; referida como talismán contra encantamientos, misma que aparece también en forma de tatuaje natural en el cuerpo humano, señalándose que debe de ser en la mano derecha de la persona, cuyas líneas de la mano deben formar dicho símbolo, referencia que se hace de la vida del santo Cipriano, cuando, en su etapa de pagano, quiso hechizar o encantar a Justina por encargo de Aglaide; cosa que el hechicero Cipriano no logró, por lo que pregunto al Genio Infernal —Lucifer— el porqué, a lo que le respondió el ser, que por tener la Cruz de San Bartolomé, no podía obrar su poder sobre Justina, y al enterarse de tal poder, dado por Dios a tal figura, renegó del Maligno y se convirtió al cristianismo.

 

 

Fuente: Wikipedia.


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