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miércoles, 25 de febrero de 2015

El Hombre de Cromañón. Historia

 

Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.

 

 

 

Hombre de Cromañón

 

 

 

Hombre de Cromañón es el nombre con el cual se suele designar al tipo humano correspondiente a ciertos fósiles de Homo sapiens, en especial los asociados a las cuevas de Europa en las que se encontraron pinturas rupestres. Suele castellanizarse y abreviarse la grafía original Cro-Magnon como cromañón, sobre todo para su uso en plural (cromañones). Cromañón es la denominación local de una cueva francesa en la que se hallaron los fósiles a partir de los que se tipificó el grupo. Su datación (40 000 y 10 000 años de antigüedad) se toma como el hito que da comienzo al Paleolítico superior desde el punto de vista antropológico, mientras que el límite moderno no lo marca la aparición de ninguna modificación física, sino ambiental y cultural: el fin de la última glaciación y el comienzo del actual período interglaciar (periodo geológico Holoceno), con los periodos culturales denominados Mesolítico y el Neolítico.

 

El uso del concepto "hombre de Cromañón" como alternativo a otras denominaciones está abandonado por los prehistoriadores y paleontólogos en la actualidad, aunque puede encontrarse su uso en las publicaciones, normalmente como sinónimo de Homo sapiens en el paleolítico, sin más precisiones.

 

Los primeros hombres modernos europeos se agrupaban hasta hace poco en dos variedades: la raza de Cro-Magnon, más robusta, y la variedad de Combe Capel, Brno o Predmost, más grácil. En realidad, esta dicotomía pretendía justificar el binomio cultural Auriñaciense-Perigordiense y hoy en día se ha abandonado, estando sólo generalizado el uso del término cromañones para los hombres modernos paleolíticos. Variedades más tardías (hombre de Grimaldi o de Chancelade) tampoco parecen tener diferencias somáticas que justifiquen una completa diferenciación poblacional de tipo racial.

 

No obstante, durante mucho tiempo se popularizó la errónea identificación de esos tres tipos humanos con las tres divisiones raciales o razas humanas de la antropología clásica: Cro-Magnon con la raza blanca o caucasoide, Grimaldi con la raza negra o negroide y Chancelade con los esquimales o raza amarilla o mongoloide.

 

El geólogo Louis Lartet descubrió los primeros cinco esqueletos en marzo de 1868 en la cueva de Cromañón (cerca de Les Eyzies de Tayac-Sireuil, Dordogne, Francia), lugar del que obtienen su nombre.

 

Del estudio por Broca, Quatrefages, Hamy y Lartet de los restos de la cueva de Cro-Magnon (tres adultos varones, una mujer y un feto) se derivó una descripción que incluía como rasgos destacados una elevada altura —uno de los varones medía 1,80 m—, mentón prominente y gran capacidad craneal (1590 cc). Además, el cráneo alargado, la frente alta y la bóveda más elevada que los Neanderthales, las protuberancias supraorbitarias bien marcadas, pero no en burlete ni en torus, la cara ancha, la nariz estrecha, apreciable prognatismo, órbitas bajas y rectangulares, y mandíbula robusta con mentón prominente. Las tibias muy aplanadas transversalmente (platicnemia).

 

El Hombre de Cromañón se asoció desde su descubrimiento a la industria lítica denominada Auriñaciense (Modo 4) que fue identificada pocos años antes. No obstante, esta asociación no se considera en la actualidad de un modo muy estricto.

 

Vivía en cuevas y temporalmente en campamentos al aire libre. Sin que pueda considerárseles sedentarios, posiblemente mantenían un lugar preferente de residencia, que ocasionalmente abandonarían para trasladarse a otro. La forma de vida era cazadora-recolectora. Cazaba en grupo; los animales grandes, con trampas; y los pequeños, con piedras y saetas.

 

El hombre Cromañón pudo tener una relación con el Hombre de Neanderthal durante las primeras etapas del Paleolítico Superior en Europa, zona en la que hubo poblaciones de ambas especies durante un breve periodo —hasta hace unos 29 000 años, o incluso unos 27 000 años en el sur de la Península Ibérica— hasta que el neandertal se extinguió. La búsqueda de pruebas sobre si fue posible la hibridación entre ambas especies ha venido siendo un campo de estudio puntero de la paleoantropología de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Inicialmente, los análisis del ADN no daban resultados concluyentes; mientras que los más recientes estudios parecen demostrar que los grupos humanos actuales, a excepción de los africanos subsaharianos, tienen un cierto porcentaje de ADN neandertal. Es decir, aunque el hombre de neandertal no sea, en sí, el antecesor de nuestra especie (Homo Sapiens), una parte considerable de los humanos actuales tienen una línea de ascendencia neandertal.

 

Sus diferencias morfológicas suelen interpretarse como una adaptación a un clima frío en los neanderthales y una acusada neotenia en los cromañones. Se ha apuntado también la posibilidad de que los cromañones dispusieran de una mayor capacidad para el lenguaje (tanto del aparato fonador como cerebral, para el pensamiento simbólico), con las implicaciones que esto tendría para la vida social.

 

 

 

Fuente: Wikipedia.

 


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