Un saludo de su amigo Sören Garza (hombre), desde México.
La Divina Comedia, de Dante Alighieri
La obra está dividida en tres partes: infierno, purgatorio y paraíso. Fue escrita en tercetos endecasílabos, en total tiene cien cantos, treinta y tres para cada una de las partes y uno de introducción. Cada una de las regiones se divide en nueve secciones, más el cielo empíreo o lugar donde reside Dios. Toda la obra tiene un valor simbólico numérico, por ejemplo el tres representa la Trinidad o el diez simboliza la perfección. En la obra se sigue la teoría de Ptolomeo, la Tierra está inmóvil en el centro del universo y a su alrededor giran las esferas celestes. Las dos primeras partes se desarrollan en la Tierra, la primera en el gran abismo que es el infierno y la segunda en la montaña del purgatorio; la tercera parte se desarrolla en las esferas celestes hasta llegar a la décima. A su vez, el infierno está dividido en diez partes, la selva y nueve cuevas o circuitos; la montaña del purgatorio está conformada por una playa, campiña, siete cornisas y una planicie en donde se encuentra el paraíso terrenal; por último, las diez esferas celestes, nueve móviles y una estática que es el cielo empíreo donde habita Dios. Varios seres se hallan sobre un mismo eje: Dios en el centro del cielo empíreo, el árbol del conocimiento en el centro del paraíso terrenal, Jerusalén es el centro de la redención y Lucifer está en el centro de la Tierra.
El argumento de La Divina Comedia es el siguiente: Dante se ha perdido en la selva oscura y no encuentra la salida, pero de improviso aparece Virgilio, el escritor romano favorito de Dante, a quien Dios ha permitido regresar, por intermedio de la Virgen y por petición de Beatriz, para mostrarle los reinos eternos. Dante llega hasta el vestíbulo del infierno por un camino subterráneo, único por el que se puede salir de la selva de la perdición y así evitar la muerte. El infierno es como un embudo, un cono invertido dividido en círculos o cuevas hasta llegar al centro de la Tierra, donde habita Lucifer.
La primera entrada tiene un letrero que dice: "Dejad aquí toda esperanza los que entréis". Este primer circuito es el limbo, en él no hay tormentos sino suspiros, sólo hay tinieblas donde están las almas de los que murieron sin ser bautizados y de aquellos que vivieron antes de Jesucristo y por ello no conocieron la religión verdadera. En el segundo circuito o cámara están los lujuriosos, en el tercero están los pecadores de la gula, en el cuarto circuito están los avaros, en la quinta cámara están los iracundos. De la sexta cámara en adelante se encuentran los pecadores mayores, como los heresiarcas o herejes (cantos IX, X XI). En el séptimo circuito están los violentadores del prójimo, contra sí mismos y contra Dios (cantos XII al XVII). La octava cámara comprende a los fraudulentos: seductores y aduladores (hundidos hasta el cuello de excremento), simoníacos (negociadores de objetos sagrados, de bienes espirituales o de cargos eclesiásticos), adivinos, hipócritas, ladrones, malos consejeros, falsificadores y sembradores de escándalos (cantos XVIII al XXX). El noveno circuito es el de los traidores: a la patria, a la familia, a sus huéspedes y a los que les hicieron un bien; Judas Iscariote es el máximo de los traidores, por ello se encuentra entre los dientes de Lucifer (cantos XXXI al XXXIV).
La rica inventiva de La Divina Comedia es extraordinaria, revela la indignación de Dante contra los vicios que corrompen a los gobernantes. Después de pasar por el infierno, incluso de haber pasado justo a un lado de Dite, residencia de Satanás, y desde el centro de la Tierra, Dante sale por el extremo opuesto por donde había entrado, en el hemisferio sur y exactamente en extremo opuesto donde se encuentra Jerusalén en el hemisferio norte. Entonces el poeta florentino se dirige a la montaña del purgatorio, que se encuentra en una isla en medio del océano (cantos I y II), y que tiene la forma de un cono truncado escalonado por una serie de cámaras o cornisas que rodean todo el monte, y en cuya cima se encuentra el paraíso terrenal. Antes de ingresar al purgatorio se encuentra una antesala o antepurgatorio, ocupado por las almas de los que se arrepintieron en el último momento de sus vidas terrenales y que tendrían que esperar tantos años como vivieron para que les fuera permitido el ingreso en la vía de la purificación (cantos III al IX). Pasando el antepurgatorio se encuentran las siete cámaras de los siete pecados capitales: la primera representa la soberbia (cantos X al XII), la segunda la envidia (cantos XIII y XIV), la tercera la ira (cantos XV y XVI), la cuarta la pereza (cantos XVII y XVIII), la quinta la avaricia (cantos XIX al XXI), la sexta la gula (cantos XXII al XXV) y la séptima la lujuria (cantos XXVI Y XXVII).
Después de pasar por el purgatorio, Dante se dirige a las esferas celestes y Virgilio ya no puede acompañarlo por haber sido un pagano, Beatriz será quien acompañe ahora a Dante. Del paraíso terrenal Dante asciende al paraíso verdadero, atravesando los nueve cielos o esferas concéntricas luminosas y transparentes sobre las cuales está el cielo empíreo, sede de Dios.
Los cielos giran en torno a la Tierra, todos los bienaventurados se encuentran en el cielo empíreo y se presentan ocasionalmente a Dante para darle información del ascenso a la plena beatitud (bienaventuranza completa). Los nueve cielos de los que habla Dante son: Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter, Saturno, las Estrellas Fijas (las que parecen que no se mueven), y el primer móvil o cristalino. En el cielo empíreo se encuentra Dios rodeado de nueve círculos o cristalinos de jerarquías angélicas: ángeles, arcángeles, principados, potestades, virtudes, dominaciones, tronos, querubines y serafines.
El poema concluye con la palabra "estrellas", que es la misma con la que concluye el purgatorio y el infierno, una minuciosa simetría externa que se corresponde con la ordenada arquitectura interna. La gradación de culpas que hace Dante se basa en Aristóteles y en las diversas doctrinas de la teología moral. El poeta florentino considera al infierno como la integración de paganismo y religión, pasado y presente, historia y mitología, realidad y fantasía. En lo más profundo del infierno se encuentra Lucifer masticando, además de Judas, a Bruto y a Casio, participantes en el asesinato del emperador romano Julio César. El canto XXXII del paraíso y el último de la Comedia, inicia con una invocación de San Bernardo (1090-1153), místico francés gran devoto de la Virgen María. A finales de la Edad Media comienza a existir una estrecha relación entre el culto a la mujer y la Virgen María, por lo que es muy simbólica la oración de San Bernardo al relacionar a Beatriz con la Virgen María; la oración logra su cometido de hacer que Dante contemple la beatitud de la Trinidad. La Divina Comedia representa la cumbre de la literatura medieval y el inicio del nuevo periodo histórico del Renacimiento.
Fuente: Textos Literarios I, Preparatoria Abierta, SEP.
Para conseguir el libro de Dante: http://www.ladeliteratura.com.uy/biblioteca/divinacomedia.pdf
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